La opinión del lector
La Copa y los pitos
C uriosa coincidencia la de la final de la Copa del Rey entre el FC Barcelona y el Athlétic Club de Bilbao, a quienes ante lo que se presagiaba, el Real Madrid no cedió su campo para la final, temiéndose esa lamentable escena de los pitidos al Himno y al rey en un trofeo que lleva el nombre del monarca.
Se celebró en Barcelona, y tal y cómo se esperaba, las asociaciones y movimientos antiespañoles de Cataluña y el País Vasco, se unieron para regalar más de 15.000 silbatos, invadir las gradas de banderas anticonstitucionales y pancartas antiespañolas ante la pasividad del club anfitrión y ultrajar de esta manera nuestro himno y nuestro rey que permaneció impasible ante esa falta de sentido democrático y educación y ante la socarrona sonrisa del califa catalán.
Lamentable escena que en cualquier país democrático del mundo hubiese acabado con la suspensión del partido y cientos de detenidos, y en los países totalitarios, mejor ni pensarlo. (Imagínense en el Estadio Nacional de Caracas que a alguien se le ocurriera silbar el himno bolivariano, el conductor de autobuses lo hubiese fusilado allí mismo).
En la mayoría de los países democráticos y europeos el simple hecho de romper o menospreciar la bandera de la nación está castigado con meses de cárcel, lo mismo que menospreciar el himno nacional.
El nuestro, (Marcha de granaderos ) es uno de los más antiguos de Europa, que data del siglo XVIII, y cuya autoría se atribuye a Manuel de Espinosa. Siempre ha sido nuestro himno desde que lo instauró Carlos III, con dos breves pausas durante la República, por ello ni es un signo franquista ni nada por el estilo.
Eso sí, Franco modificó dos frases, pero el resto sigue indemne, de hecho, nuestro himno ya no tiene texto por considerarlo franquista, pero aun así a los fascistas vascos y catalanes les sigue molestando. No me gustaría pensar cómo reaccionarían si en cualquier acto nacionalista nos diera por silbar Els Segadors o el Eusko Abendaren o Himno de la Etnia Vasca como le llaman ellos.
Lo mismo ocurre con nuestra bandera, del siglo XVIII, instaurada por Carlos III, por lo que es considerada una de las más antiguas del mundo, y que tampoco tiene nada que ver con Franco, y menos después de despojarla del águila imperial que la adornaba, signo por otra parte muy frecuente en los países germanos y norteeuropeos. Pero claro los fascistas que repudian nuestros signos de identidad no conocen la historia, ni vivieron el franquismo, pero están llenos de odio. Ellos son los fascistas que no aceptan la democracia del pueblo ni respetan las ideas de los demás.
Pues muy fácil, si no se sienten ni españoles ni representados por el rey, ¿para qué juegan este torneo e incluso la Liga Nacional? Que la jueguen en sus respectivas regiones. A ver cuántos años tarda en desaparecer el Barça o el Athletic con las taquillas contra el Igualada o el Galdácano. Pero desgraciadamente vivimos en un país enfermo con un Gobierno débil que no ha querido pararle los pies a los líderes separatistas que llevan toda la democracia chantajeándonos en su beneficio, y aún siguen llamándonos ladrones.
¿Por qué no baja el precio de los combustibles?
H e visto en varias estaciones de servicio el gasoil a 1,219 euros y la gasolina a 1,279 euros. Había leído que el «barril de petróleo había bajado su precio hasta los 62 dólares». Y me pregunto: ¿Por qué razón no bajan los precios de los combustibles? Los impuestos de los carburantes son muy caros en España: «Más de un 60%».En EE UU, por ejemplo, con 315 millones de habitantes, está a la mitad de precio y tienen un poder adquisitivo mucho mayor. ¿No será que en España se trata de recaudar más y más?