Diario de León

TRIBUNA

El Quijote apócrifo, Avellaneda contra Cervantes

Publicado por
Germán Barreiro González Universidad de León
León

Creado:

Actualizado:

C uando Cervantes estaba escribiendo la Segunda Parte de su Obra inmortal, de la que se cumplen en este año 2015 cuatrocientos años de su publicación, probablemente ya ultimándola, tuvo conocimiento del llamado Segundo Tomo del Ingenioso Hidalgo don Quixote de la Mancha… compuesto por el Licenciado Alonso Fernández de Avellaneda, natural de la Villa de Tordesillas, publicado en 1614. En su prólogo, Avellaneda arremete ferozmente contra Cervantes, desvelando odio y resentimiento personal. La razón probablemente es que don Miguel alude, a lo que parece, a Lope de Vega en la Primera Parte de su Don Quixote de la Mancha (1605), de modo irónico, mordaz y burlesco, tachándolo incluso indirectamente de falso erudito. Avellaneda, entre otras cosas, le llama despectivamente manco y soldado viejo; dice también que es mal contentadizo, que todo y todos le enfadan, y por ello está tan falto de amigos y le tacha de envidioso, murmurador y colérico.

Al día de hoy no se sabe con certeza quien es realmente el autor de este falso quijote que se esconde bajo el nombre de Alonso Fernández de Avellaneda. Ello ha dado lugar a múltiples conjeturas, especulaciones y discusiones sobre su verdadera identidad. Se han señalado, entre otros, como posibles autores los siguientes: el dominico aragonés Fray Luis de Aliaga, Inquisidor general y confesor de Felipe III; Juan Blanco de Paz, delator de Cervantes; Juan Ruiz de Alarcón; Francisco López de Úbeda; Tirso de Molina; Francisco de Quevedo y Villegas; Céspedes y Meneses; Alonso del Castillo Solórzano; Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo.

También el escritor y soldado aragonés Jerónimo de Passamonte quien probablemente inspira a Cervantes con el personaje del pícaro y bergante Ginés a quien satiriza y que figura tanto en la Primera como en la Segunda Parte de la Obra.

El autor pudo haber sido el propio Lope de Vega quien como ya dije parece ser el personaje aludido y criticado en varias ocasiones por Cervantes en la Primera Parte; o bien un ferviente admirador o seguidor incondicional de Lope. Y finalmente no falta quien diga que Alonso Fernández de Avellaneda no era un autor disfrazado sino que realmente existió: el clérigo Alonso Fernández Zapata quién cambió su último apellido por el de Avellaneda.

Sea quien fuere el misterioso Avellaneda, lo cierto es que su quijote produjo en Cervantes, sorpresa, disgusto rayano en la irritación y evidente preocupación. Todo ello le llevó muy posiblemente a apresurarse en la terminación de la Segunda Parte para atenuar los efectos del quijote apócrifo, causa probable de la existencia en el texto de algunos errores, incoherencias e imprecisiones. Quizás le fuerza a cambiar en parte la idea que tenía sobre la novela con revisión de lo ya escrito, introduciendo modificaciones y novedades que de otro modo no hubiesen existido, amén como vimos de las múltiples e importantes menciones y alusiones al quijote ficticio y su autor tordesillesco que —conviene reparar en ello por su importancia— destacan en las páginas finales de la novela.

Sobre el conflicto entre Cervantes y Avellaneda y la identificación de éste, probablemente se ha gastado más tinta que en escribir y comentar la novela del falso quijote. Puedo decir a grandes rasgos que —existiendo analogías y diferencias entre ambas novelas— estamos ante una obra burlesca sin pertenecer al género picaresco, con cierta tendencia al sermoneo y a las moralinas. Aunque no supone una notable aportación en la época y contexto literario al que pertenece, la narración es fluida, tiene vis cómica, los diálogos son vivos y con fuerza y los pasajes y episodios son en general interesantes y entretenidos. Si no la has leído te aconsejo que lo hagas; pero hazlo sin pensar que existe otra, don Quixote de la Mancha, la genuina y original, la más importante de la historia de la Literatura y uno de los mejores libros jamás escritos.

tracking