Leteo, ¿otra liquidación?

M e encantan los colibríes. Tengo dos delante de mí, con ese vuelo imprevisible, prácticamente esquizofrénico. Se detienen, suspendidos, aleteando con vértigo, para quebrar el aire y desaparecer inesperadamente en dirección nunca anunciada. Por eso les dura poco el corazón. Y no tienen repuesto. Quieren estar en una parte y en todas, en todas y en ninguna verdaderamente. Ahora que estamos en año electoral —los colibríes nunca acuden a las urnas porque el aire, de momento, es libre—, no sé por qué me llega la imagen de predicadores sin público y mitineros ante aquellos a quienes no necesitan convencer de nada. También estos quiebran los derroteros de la lógica, también de forma imprevisible. Por eso deberían conjurarse para evitar descalificaciones, arrogancias, argumentos ad hominem , promesas imposibles, cinismos sin límites, cuando no mentiras flagrantes, ilusiones después rotas, contradicciones rápida y fácilmente constatables… Parece que el único argumento de fondo es conseguir el poder, después ya se verá. Demagogia en estado puro. Y es que la esperanza tampoco tiene corazón de repuesto.

Entre los aconteceres culturales que circulan estos días por los mentideros de la ciudad de León, dos han llamado poderosamente la atención de un servidor. El primero tiene que ver con el pago de las consecuencias de las presuntas irregularidades en la institución provincial. Las reacciones tajantes suelen ser malas consejeras, aunque se aplaude la voluntad subyacente de transparencia. El tema de la compra de libros a editoriales y librerías leonesas, legal tal como se venía llevando a cabo, además de cierto respiro económico —mínimo, no nos engañemos—, supone un acercamiento de los autores y temas leoneses a las bibliotecas y bibliobuses ligados a la Diputación. No deja de ser un acicate lógico y enriquecedor, siempre y cuando no se vulnere ningún principio de legalidad, como parece el caso. Incluso se puede pensar en un sistema mixto. De no ser así, en el concurso abierto podrían anotar como necesarios en las listas títulos de autores y temas leoneses. Es un decir. Nada es absolutamente blanco o negro. La búsqueda de soluciones y el diálogo son siempre caminos de certeza.

Todos prometen una tierra de Jauja. León será la ciudad de tal, la ciudad de cual… La de diosescristo escéptica y paciente. Y «León, Ciudad Literaria», tan anunciada e incumplida. La última corporación, símbolo de la devastación de la cultura —ay, las hemerotecas—, no tuvo reparo en liquidar cuanto quiso. Dos candidatos a formar parte de la nueva votaron en el foro pertinente contra la continuidad del Premio Leteo, de tanto prestigio y proyección. Es necesaria una pausa que invite a reflexionar. Una cosa es predicar. Otra, muy distinta, dar trigo. ¿Asistiremos a otra liquidación? Uno piensa honestamente que apenas si queda algo para liquidar. Estamos de saldos.