Diario de León
Publicado por
MARÍA J. MUÑIZ
León

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Esta semana un maestro de ajedrez y otro de las finanzas desgranaron para El Inversor Inquieto el entrenamiento de herramientas que ayudan a tomar decisiones urgentes en momentos de presión, así como aquellas que se desarrollan para planificar a largo plazo. Mecanismos prácticamente idénticos en ambas disciplinas. Porque obligan a ver más allá del momento actual, a aparcar tanto los miedos como las euforias. Y exigen un replanteamiento permanente del largo plazo, porque cada una de las decisiones del momento afecta al proyecto conjunto.

Se habló así de táctica (las decisiones que se toman a corto plazo, con el estrés que implica) y de estrategia (la planificación con la vista más lejana). Y un dato curioso: el mundo del fútbol maneja estos conceptos al revés. Una estrategia es una jugada concreta, dentro de la táctica general que maneja el engranaje del equipo.

Sea de esta forma o al revés, lo importante es que cada uno se aclare con lo que tiene que hacer. O que el fútbol funciona con sus propias reglas, como es fácilmente constatable en todo lo que tiene que ver con el deporte rey. Sin ir más lejos, ojalá la población del Reino de León (el que se asienta más allá de los alrededores del que fue estado Amilivia) fuera en su día a día una décima parte de lo reivindicativa que resultó estos días con Gerard Piqué. Si hubiera esa respuesta a cada cosa que de verdad nos afecta y perjudica, otro gallo cantaría a esta conformista provincia.

Pero, volviendo a los intríngulis de la táctica y la estrategia, ¿qué es lo que aplican estos días con fruición los partidos políticos? ¿Son decisiones medidas de acuerdo con sus estrategias a largo plazo? ¿Son estresadas respuestas a la urgencia del momento, y luego ya veremos? Parece claro que la reflexión para el pasado mañana resulta imposible cuando muchos de los que hoy toman asiento municipal no saben muy bien dónde están; mucho menos a dónde quieren ir.

Hoy más que nunca resulta cierto aquello de que la política es como ir en patines: vas en parte a donde quieres, y en parte a donde te llevan los patines. Y como pocas veces en los avatares de las instituciones hay que aprender a llevar el zapato derecho en el pie izquierdo (y viceversa) sin que salgan rozaduras ni callos.

Lo que sí está claro es que las decisiones se toman con la premura del ansia del poder. Porque lo más cierto de todo es que el poder desgasta. Sobre todo al que no lo tiene.

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