Medias suelas

E stá volviendo el consumo, ya que a todo el mundo le gusta gastar, incluso de lo que no tiene, pero estamos desentrenados. Según la Encuesta de Presupuestos Familiares, existe una mejora dentro de la gravedad. La gente sale más de vacaciones y come en sitios distantes a sus hogares, convencidos de que fuera de casa se está mejor que en ninguna parte. Desgraciadamente nada de eso resulta bastante para consolarnos de la tímida rectificación que propone Rajoy. Nos queda un largo camino y tenemos que recorrerlo con los zapatos rotos, que, además, son de un número menos. No nos importa demasiado que haya otros portavoces y otros ámbitos, ni que varíen las caras y las caretas. Al que hay que hacerle caso es al gobernador del Banco de España, que es el que más sabe del dinero y de sus costumbres. Don Luis Linde acaba de dar un consejo impagable, ya que sabe que no tenemos dinero para pagárselo: dice que los jóvenes deben ahorrar porque su pensión, cuando sean viejos, será más baja que la de los ancianitos actuales.

Hay quien echa la culpa al declive demográfico, pero otros se la echan como siempre a Rajoy, que cree que cambiando a unos títeres por otros se mejora el circo, aunque sigan los batacazos de los equilibristas. El cambio ofrecido ha sido tan decepcionante que dan ganas de decirle que se quede con la vuelta. Queda mucho camino por recorrer hasta las elecciones generales y los zapatos están hechos trizas porque han andado por malos caminos. Habría que adquirir otros nuevos, porque ya no aguantan con echarles tacones y medias suelas. El problema es cómo se ahorra cuando falta lo necesario. Según el gran Chesterton, que debía ser un roñoso de mucho cuidado, el ahorro es poético porque es creador. No puedo llevarle la contraria porque nunca he sabido en qué consiste. Hay virtudes que me han sido negadas desde que era chico. Si mal no recuerdo.