Diario de León
León

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Cuando pensábamos que estaba ya todo repartido, con sus alcaldes pactados y sus regeneradores bien cerca del pesebre, aparecen los señores feudales de la mesa cuadrada del Palacio de los Guzmanes, como en la sátira de los Monty Python, para continuar con el chiste del sistema. Nos vamos a partir de risa otros cuatro años más. Sólo hay que ver cómo han saldado de nuevo la elección de los diputados los partidos políticos, después de que los reyezuelos emplearan los últimos meses en prometer a todo aspirante a regidor que tendría un asiento, siempre que antes le captara votos en su pueblo y le rindiera vallasaje para sus fines. Al final, resulta que sólo hay 25 sillas y, como no podía ser de otra manera, se han prodigado los navajeos, los peloteos, los pagos de favores, las venganzas frías y los despechos. Cosas de la elección indirecta: los ciudadanos votan y luego son los jefes de las formaciones los que negocian el reparto, con los concejales como marionetas, salvo en honrosas excepciones que prefieren ni avalar.

Para este guión, en el PP Majo ha terminado por cerrar una lista para que los amigos no cayeran en la depresión por haber perdido en sus pueblos, como Castañón en La Pola, Martínez en Cimanes del Tejar o Del Ejido en Santa María del Páramo, y con apenas una pequeña concesión para la libertad en la montaña oriental pero bien dosificada, que tampoco iba a ser que se quedara Don David sin un diputado para sus Valles del Esla. Más o menos como ha hecho Rodríguez en el PSOE, donde mantienen el esquema de los últimos mandatos: perfil bajo para no dar mucha guerra y que haya dinero para los propios. Mientras, los leonesistas reconocieron en la votación que quien resucitó a la UPL no fue Lázaro, sino Llorente, y Coalición por el Bierzo apuesta por Muñoz como puñal.

Qué más da. La Diputación, que debería ser la administración más importante para el desarrollo de una provincia a la que da la espalda la ciudad paleta que es León, volverá a ser un sistema feudalista: un reino de taifas en el que los que consiguen entrar acaparan para sus municipios las subvenciones y los proyectos, mientras en la contorna se extiende el erial. Hay ejemplos de sobra. Sin ir más allá, miren por ejemplo la comarca de quien va a ser el presidente.

La clave de todo está labrada en el pozo del palacio: los Guzmanes tenían como emblema un caldero lleno de víboras.

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