Diario de León

TRIBUNA

Civiqus, ciudadanos y coherentes

Publicado por
Carmen Pastor portavoz de ciudadanos en villaquilambre
León

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H ace relativamente poco tiempo que me he animado a participar en la política. No tengo nada en contra de la palabra ni, sobre todo, del concepto, porque tiene que ver con lo que siempre he hecho —participar, implicarme, echar una mano— desde el anonimato de una vida humilde, con un origen humilde y un trabajo también humilde. Incluso mi participación en Civiqus, desde su creación, no lo vi nunca como una tarea política, sino como una forma de ayudar a un grupo de personas a las que me unía amistad y por las que sentía admiración. Con ellas viví situaciones que no me pareció que tuvieran que ver, exactamente, con la política, y sí con el valor de defender unas ideas de dignidad, sentido común y justicia social que no encajaban en ningún dogma y en las que sí podía encajar cualquier persona libre y honesta; situaciones que tenían que ver con una forma diferente de hacer política, fuera de la maquinaria de los grandes partidos, de sus guerras internas, de su avidez de poder; y tenían que ver con la valentía y la generosidad a la hora de defender los intereses del municipio.

Pero lo cierto es que, desde Civiqus, ese grupo de amigos hacíamos política, algo de lo que hubiera estado muy orgulloso mi abuelo, pero que casi avergüenza a mis hijos, porque en este tiempo la política y los políticos se han convertido en sinónimo de fraude y rapiña. Afortunadamente, ellos me conocen bien y saben que no tengo nada que ver con todo eso. También lo saben mis compañeros, los de antes y los que se han ido incorporando a este proyecto que en ningún momento ha dado bandazos sino, por el contrario, ha sido un ejemplo de coherencia.

Los nuevos partidos dicen ser transversales: nosotros lo demostramos desde un principio, cuando lo encabezaron personas, tanto del PSOE como del PP que tenían en común desobedecer a sus partidos (en los que tenían muy buen futuro) cuando intentaron sacrificar un Ayuntamiento ‘pequeño’, el de Villaquilambre, por obtener uno mayor, el de León, como si estuviesen jugando al ajedrez. Fuimos los primeros que nos presentamos como un partido contra la corrupción; los primeros que planteamos una salida a la crisis a través de un nuevo modelo sostenible.

Y diría que fuimos los que más en serio nos tomamos la crisis económica y la defensa de sus víctimas, tanto que decidimos entrar en el gobierno municipal con el PP, un partido que no se distingue en absoluto por su sensibilidad social, para hacernos cargo de ellas; sabíamos perfectamente que eso perjudicaría nuestra imagen política y nuestras expectativas electorales, pero creíamos honestamente que podríamos aportar mucho a nuestros vecinos si conseguíamos, desde el gobierno municipal, lo que, efectivamente, hemos conseguido: dar la vuelta a una situación económica desastrosa y poder poner en marcha multitud de ayudas sociales. Lo hemos hecho nosotros, sí, Civiqus, desde las concejalías de Hacienda, Medio Ambiente y Desarrollo Económico; Bienestar Social; Servicios y desde mi Concejalía, la de Educación, Cultura y Deporte. En ella he trabajado intensamente durante estos cuatro años, con muy poco presupuesto, pero con imaginación, mucha dedicación y muchísima participación ciudadana.

Esa experiencia y el compañerismo que siempre ha habido en el seno de Civiqus, en el que jamás nadie ha dado un codazo a nadie por un puesto, me sirvió para animarme a encabezar la candidatura en estas nuevas elecciones en las que decidimos llevar de compañeros de viaje a Ciudadanos, un partido que, cuando nos propuso la unión electoral, apenas conocíamos (ni siquiera figuraba en las encuestas), pero que, como nosotros, aspiraba a renovar la forma de hacer política y a regenerar esta maltrecha democracia. Ser candidata a la Alcaldía me ha parecido un gran honor y una enorme responsabilidad, y he de decir que me han temblado mucho las piernas, pero no la mano.

Hoy, Villaquilambre refleja mejor que otros municipios la complejidad del momento político que vive este país, con siete partidos que han obtenido representación y que aspiran, lógicamente, a gobernar el municipio, seguramente con la misma ilusión por aportar nuevas ideas y mucho trabajo como yo misma. Una vez más, se me presenta la alternativa de «dejar hacer» o de «intentar hacer» y, una vez más, no he dudado en optar por lo segundo; ciertamente, no porque tenga ningún interés ni de sillón ni de cargos ni de poder ni de aspiraciones personales, sino porque sigo siendo esa persona que sólo concibe la vida intentando mejorar cosas, currando, echando una mano. Con el apoyo totalmente desinteresado de mis compañeros —y amigos— veo la posibilidad de encabezar un bloque de cambio para Villaquilambre con programas que confluyen con el nuestro, y voy a intentarlo porque, como dice una de las leyes de la Física, «todo cuerpo permanece en estado de reposo, siempre que no exista una fuerza capaz de modificar dicho estado».

Llevamos esa fuerza dentro: la voluntad y la capacidad de diálogo, y tenemos claro el objetivo, que ha de ser el mismo de quienes quieran compartir este viaje: un gobierno estable, sin sobresaltos, con máxima responsabilidad personal y un programa conjunto para mejorar el municipio.

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