LA GAVETA
Ciudad de todos
L os cuatro años anteriores dejaron un cráter en la vida pública de Ponferrada, un grave desencuentro. Y es muy probable que las heridas de aquella moción, tan atípica como legítima, le hayan costado al PSOE la alcaldía de la ciudad en esta nueva etapa. Observados los votos del 24 de mayo, pocas dudas caben de que un reagrupamiento de los mismos, no mimético pero sí cualitativo, en las listas del PSOE, le habrían dado la alcaldía a… ¿A quién? Eso no se sabe, pero sí se sabe que habría sido, con altísima probabilidad, a los socialistas.
El nuevo ayuntamiento es muy inestable. Más aún si tenemos en cuenta como se las gastan algunos concejales que hoy se sientan en la bancada de la oposición. Pocos dudan de su capacidad conspirativa y no sería ningún disparate pensar que en estos tiempos, tras la articulación formal del cambio, ya estén barruntando alguna moción. No para pronto, obviamente, porque eso sería un escándalo indigerible, pero sí para la mitad de la legislatura. Siguiendo el mismo modelo que llevó la vida municipal ponferradina a las primeras páginas de la prensa nacional.
Para conjurar esa amenaza, la nueva alcaldesa está consolidando los apoyos de Ciudadanos y de Coalición por el Bierzo. Todas las precauciones que tome Gloria Fernández Merayo serán pocas porque el suspense no tardará en situarse sobre la corporación ponferradina. La ambición es mucha, y algunas personas llevan muy mal el haber perdido sus cargos y sueldos, no digamos su abrumadora presencia en la prensa, como si fueran comarcales Pablos Iglesias del occidente leonés.
Se esperaba un resultado algo más sólido. O bien a favor del PSOE o bien del PP, pero los datos son los que son y ahora el primer objetivo no puede ser otro que la estabilidad. Sin ella no es posible hacer nada importante por el municipio, por su capital y por las aldeas y pueblos que componen esa pequeña comarca que es el ayuntamiento de Ponferrada.
Empieza la legislatura. Hay mucho por hacer y debe llevarse a cabo pensando en los ciudadanos. Exclusivamente. Estamos en emergencia por un lado, y por el otro ante una carencia de ideas bastante notable. La emergencia económica se irá arreglando poco a poco, pero para lo otro, que es lo capital a la larga, la nueva corporación debe trabajar muy cerca de los ciudadanos. Actuar con humildad y energía, con honestidad y rigor, sin favoritismos. En cuanto a la política cultural, tan determinante a la larga, el nuevo gobierno y quien sea el responsable del ramo, deben estar del lado de todos: de los creadores y del resto de los ciudadanos. Del Bierzo y de la universalidad. Sin sectarismos ni anteojeras ideológicas. Ponferrada tiene que renacer, ya es hora, y no sucederá eso sin que la cultura protagonice buena parte del nuevo tiempo. En cuanto a los egos, que se queden en casa. Allí están muy bien.