Justina, pícara y mansillesa

C orría el año 1605 cuando se publicó en Medina del Campo la novela picaresca Libro de Entretenimiento de la Pícara Justina . Su autor, Francisco López de Úbeda, médico toledano, representa en esta obra a una sociedad llena de contradicciones en la que la protagonista es una mujer nacida en Mansilla de las Mulas y de nombre Justina Díez, moza hermosa, única para el engaño, paradigma del antifeminismo y poco casta, aunque ella presuma hasta la saciedad de su virginidad. En un tono burlón e irónico se ensaña en sus sátiras especialmente con todo lo que rodea a clero, militares, estudiantes, amantes y su propia familia.

Este libro nos ofrece abundante información sobre la villa de Mansilla, sus murallas, iglesias, convento y el Camino de Santiago. Igualmente tiene importancia documental y turística como es el viaje que hace, siguiendo el Camino de Santiago, desde Mansilla a León. Nombres de calles, descripción de las iglesias que reflejan cómo era la pequeña ciudad de León a principios del siglo XVII. Aparte del innegable valor literario es importante el significado que tiene esta obra y la personalidad de la Pícara Justina para Mansilla: es la obra literaria de todos los tiempos que pone a la villa en el universo literario. Cuando ya han pasado diez años de la celebración del cuatrocientos aniversario, Mansilla de las Mulas sigue sin aprovechar el impacto que este evento tiene para la promoción de la villa.

Justina no es una santa, sino más bien de moral relajada. Sin embargo es la mansillesa de ficción más universal y merece por ello un mayor reconocimiento por parte de sus reales paisanos: un homenaje con jornadas culturales, gastronómicas y festivas en las que participen y disfrute de vecinos, leoneses y visitantes; una semana de teatro durante la que se representen obras clásicas y modernas que atraigan a un público deseoso de obras en vivo para salir de esta crisis que nos está dejando amodorrados; un premio literario en prosa o poesía en el que se premie además del valor literario el cinismo y la burla de sus protagonistas; jornadas gastronómicas en las que aficionados y profesionales de la cocina expongan sus elaboraciones culinarias con platos típicos de mesones tradicionales regados con los caldos de la zona y jornadas medievales basadas en juegos autóctonos, donde la Pícara sea el centro de las fiestas e imponga las coronas a los vencedores. De los diez fines de semana que hay durante el verano sólo se realizan eventos en tres. Los que visitan, el pueblo y los negocios de hostelería necesitan que se creen motivos lúdicos que atraigan visitantes a la villa durante todo el estío. A esto colaborará la casa de la Pícara Justina, hoy casa Badás, que será, si se hace con criterio representativo, un referente promocional para la villa. Hay que darle contenido más pronto que tarde.