CUARTO CRECIENTE
Será mejor que te calles
A menudo me quedo sin palabras. Me levanto por la mañana. Me ducho. Me afeito. Desayuno. Me llaman por teléfono. Y cuando estoy a punto de responder, descubro que se me ha ido la voz durante la noche.
Me ocurre con frecuencia en las últimas semanas. Primero me sucedía los lunes. Luego los lunes y los jueves. Después los viernes también. Esos días salgo de casa y le hago señas al quiosquero para que me dé el periódico de siempre, aunque ya no sea el que era. Y me hago el despistado para no darle los buenos días.
Camino del trabajo, procuro tranquilizarme. Ya se pasará esta afonía, me digo. Un café cargado, un poco de chicle y lo habré superado. Me tengo que acostar temprano. Ya basta de trasnochar delante del ordenador, en busca de quimeras. Me estoy dejando la voz sobre la almohada. Y no pierdo la cabeza porque sé que todavía tengo un último remedio.
Siempre que me quedo sin palabras abro un libro de poesía. Es una buena medicina. Y elijo poetas combativos. Esos que le ponen voz a los que no la tienen.
Como Juan Carlos Mestre.
Hoy me he levantado mudo. Me he duchado. Pero no me he molestado en afeitarme. Tampoco he desayunado. Ha sonado el teléfono y no lo he cogido. He pasado de largo frente al quiosco. Me da miedo abrir la boca y comprobar que la afonía se ha vuelto permanente. Que alguien me ha puesto una mordaza.
Hoy (ayer para usted, lector) entra en vigor la nueva Ley de Seguridad Ciudadana. Una norma que nos hace retroceder en el tiempo algunos veranos, cuando opinar era delito y blasfemar algo más que un pecado. O una ley para un tiempo nuevo. El de los rastreos en redes sociales; cuidado con ofender a los símbolos del Estado o cuestionar la Constitución, alguien puede pensar que socavas el sistema; cuidado con retuitear una protesta no autorizada, dirán que eres cómplice.
Pasan los inviernos y los veranos que ya no existen seguirán repitiendo: Será mejor que te calles, escribe Mestre en La hija del sastre, un poema donde revela que cuando Dios dijo por primera vez hágase la luz, quiso decir que no quería estar a oscuras.