EDITORIAL
Transparencia porque no se busca recaudar con las multas
Las sanciones que imponen las distintas administraciones siempre tienen un posible enfoque polémico si se percibe que existen abusos. El más claro sería si alguna institución se dejase llevar por la tentación de intentar hacer caja, si fuese el afán recaudatorio el que guiase la puesta en marcha de medidas sancionadoras. Las multas deben ser concebidas y consideradas como un mal necesario, como un medio que defiende al conjunto de la sociedad de quienes cometen abusos. Y evidentemente en esa argumentación es donde deben encajarse las sanciones de tráfico. Tienen que ser consideradas como una fórmula perniciosa pero imprescindible para empujar a la ciudadanía a cumplir con unas normativas que favorecen la convivencia de todos en las carreteras y en las ciudades, entre vehículos de todo tipo y peatones.
Y por ello deben catalogarse como normales los anuncios de la publicación de los emplazamientos en los que se realizan controles de velocidad, como también es razonable que se difundan las campañas concretas de vigilancia sobre algún aspecto del Tráfico. Es de algún modo la mejor fórmula de defensa para quienes sí quieren cumplir con la normativa, porque serán los primeros en apurar aún más la vigilancia a la hora de evitar las infracciones.
La experiencia prueba que quienes se saltan los preceptos establecidos por la legislación no se ven afectados por la publicación de datos como los que ahora ha puesto en marcha la Dirección General de Tráfico o los que anuncia el Ayuntamiento de León. Sin duda seguirán incumpliendo los límites de velocidad, o los requisitos para conducir o aparcar. Y evidentemente serán sancionados.
Los planes del concejal Fernando Salguero para hacer públicos los puntos de control en León son un ejemplo de transparencia y de defensa de la ciudadanía que sí cumple.