LA VELETA
La cabeza de Varufakis
A lexis Tsipras tiene tres cartas importantes para reanudar las negociaciones con la UE. La primera es el «no» que mayoritariamente votaron sus conciudadanos en el referéndum del domingo. Un «no» en contra de las condiciones de los acreedores pero un «sí» a Europa.
La segunda carta de Tsipras es haber logrado el respaldo de los partidos más importantes del arco parlamentario para afrontar la negociación con la Unión Europea. Y la tercera carta, y no menos importante, servir en bandeja a Merkel y compañía la cabeza de Yanis Varufakis, su hasta ayer ministro de Finanzas.
Y si me apuran me atrevería a decir que la tercera carta, es decir la cabeza de Varufakis, constituye un alivio para los negociadores de la UE.
Es lógico que en Bruselas no les gustara Varufakis. Demasiado brillante, demasiado libre, demasiado seguro, demasiado consistente. Sí, demasiado para los burócratas y políticos de la UE y del FMI acostumbrados a imponer el «pensamiento único» logrando que todos los países pasen por el aro de sus decisiones sin que nadie rechiste.
Pero Varufakis decía «no» y argumentaba el «no» provocando perplejidad e irritación a partes iguales. Además su peculiar manera de hacer y estar en política provocaba también desconcierto. El exministro no se reprimía de participar en las redes sociales para desesperación de sus adversarios. Y precisamente él mismo anunció su renuncia en las redes sociales.
No diré que las negociaciones entre Grecia y la UE serán mas fáciles pero sin duda la ausencia de Varufakis se vive ya en Bruselas como el único tanto que se han apuntado desde que Syriza ganó las elecciones.
Tanto Francia como Italia trabajan para lograr que las aguas de la negociación con Grecia vuelvan a su cauce, pero Alemania se siente humillada y se lo va a hacer pasar mal a Tsipras.
Ni la canciller Merkel ni su ministro de Economía soportan que un pequeño país como Grecia se haya atrevido a plantarles cara, de manera que no se lo van a poner fácil a Alexis Tsipras.
Por lo pronto el jefe de Gobierno les ha entregado nada menos que la cabeza de Varufakis en un intento de facilitar la negociación, es de esperar que no tenga que hacer otros gestos que contradigan el «no» claro y rotundo de sus conciudadanos.
Tsipras ha sido pragmático: la Unión Europea bien vale la cabeza de Varufakis.