Denise, Denise...

T iene que rayarse mucho la cabeza el hermano de la joven asiáticoamericana que hace tres meses se esfumó en Astorga y de ella nunca más se supo... ¡cuántas preguntas no se hará!, ¡cuántas hipótesis trágicas no se le habrán subido al campanario de sus insomnios!... su hermana Denise le había dicho que se iba a hacer a pie ese Camino de Santiago porque tiene mucha fama internacional de proporcionar tono vital al andariego y músculo espiritual al que bebe la fe en cantimplora... y porque al final, al romero le llenan de paz y propósitos la mochila que haya pujado hasta Compostela... ah, y como vacaciones, bien baratas que salen... y muy saludables.

¿Cómo pudo desaparecer sin dejar un mínimo rastro?... tres meses ya... ¿?... el suceso ha servido para que afloren otras agresiones a mujeres peregrinas ocurridas precisamente en estos tramos del Camino. Medios informativos nacionales y extranjeros se hacían eco estos días de este peligro agazapado en la mística ruralidad maragata.

La imaginación vuela en estos casos y atacamos el enigma viendo al clásico gañán tarado que se embosca tras una mata, se le va la mano violando, acaba en muerte la cosa y el cuerpo en un pozo o en cualquier monte tupido de escobas en el que ni Dios se entretiene... o vemos a la peregrina ir a la fuerza en un coche al anochecer... o quiero ver yo a Denise charlando fascinada con una peregrina coreana en un bar de Astorga, confesándose penas y desengaños... fue la tarde del flechazo... dos días más en la pensión y descubren Lesbos... ¡media vuelta!... juntitas se esfumaron haciéndose promesas.

Hace años escribí un librillo que titulé (a lo bobo) «Breve guía para perder el Camino a su paso por León según el cuaderno semicierto de una mujer algo escaldada que buscaba un jubileo» ... pinté una peregrina que iba sola como tantas otras que se ven en esta senda santa... pero mi protagonista renuncia encantada a llegar a Santiago porque conoce a un arquitecto galán en Ancares y... ¡aquí paz y después gozo!... o sea, le vino el aquí me quedo, me planté.

¡Cómo no desear una razón de amor en la desaparición de Denise!... ¡mierda para la muerte!, ya cansa.