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Publicado por
Isidro García Getino. PSICOPEDAGOGO
León

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S eñor nuevo ministro de Educación. Tiene usted de entrada la rebelión de los logsianos . ¡Hay que volver a las prístinas esencias de la Logse que tan «fantásticos» resultados de fracaso ha producido durante los últimos 25 años! Y va para muchos más. Razón=disculpa: la ley actual tiene pegas , son las mal llamadas reválidas (no revalidan nada), pero esa es la gran disculpa engañadora. Se trata de que «ahora que hay río revuelto» vamos a pescar, repescar la Logse con todas sus lamentables desgracias de fracaso y abandono escolar.

Personalmente no aprecio nada la actual ley Lomce (o como se llame), pero los logsianos temen —y temen con mucho fundamento—, que la actual normativa pueda conseguir mejores resultados que la suya.

Nota: para que haya mejores resultados no hace falta nada ya que peores es casi imposible; y digo casi porque siempre cabe peor (según el Principio de Peter), pero también es igualmente cierto que siempre cabe algo mejor. Ellos se quieren curar en salud y prevenir para no lamentar que Las cosas salgan algo mejor.

¿Se imaginan, sensatos lectores, lo que sería que la Lomce tuviera un poco mejores resultados que la Logse? ¿Cabe en mente humana que una ley con unos cambios del 10% PP sobre la ley 100% PSOE pueda conseguir un poco mejores resultados?

Esa remota posibilidad hay que eliminarla de raíz, cuanto antes. Y ahora que las aguas bajan revueltas, ¡guerra escolar para destruir la Lomce!

Se levantan en armas todos los consejeros que no son PP, sean lo que sean… (¡Todos contra el enemigo común!) y destruyámosla (que para eso estamos, para destruir), no vaya a ocurrir que los niños y jóvenes obtengan más y mejor…con la ley actual de educación que con el inigualable bodrio Logse. ¡Peligro!

Quede muy claro que desde el año 1990 la Logse, con diferentes siglas, diferentes adornos, diferentes disfraces o caricaturas —incluida la actual Lomce—, han sido y son prácticamente el mismo bodrio con distintos collares. Por ello el peligro de resultados diferentes es mínimo, sea para más o para menos fracaso, abandono, rechazo, degradación, deformación, deseducación o lo que salga…

¡Hay que cambiar! Es el pacto por la educación que todos anuncian, proclaman, quisieran pero no quieren, hace falta pero no les interesa… De hecho, el pacto, el acuerdo, el consenso sobre educación es cambiar. Se ha hecho, se sigue haciendo, se exige ahora volver a cambiar, ¡no sea que lo de ahora vaya a dar resultados!

¡Pobres niños! ¡Pobres padres! ¡Pobres profesores! Todos ellos zarandeados por politiquillos de Perogrullo, por sindicatos de voceros, por asociaciones de padres, de alumnos y de profesores; asociaciones que son correa de transmisión de los anteriores. ¡Pobre educación que hasta su mismo nombre en el sistema es un error colosal!

Hablemos con propiedad: el sistema escolar que tenemos es eso, sistema para escolarizar desde los 3 años (o desde los 0 años) hasta los veintimuchos (la universidad funciona como la escuela, es parte del sistema y hace que los universitarios se sigan sintiendo funcionalmente escolarines). Dado que el periodo educativo por antonomasia (0 – 6 años) ha sido escolarizado, llaman a todo lo demás educación por asimilación, por extensión, por reducción y por inclusión. Se trata de meter todo en el mismo paquete (educación), ¡qué más da churras que merinas, todas son borregas! Se ha logrado así que la universidad sea sistema educativo lo mismo que lo es para los niños de 3 años y menos; pero da igual, qué más da el nombre si ni siquiera importa lo que se hace…

Hemos pasado de que las costumbres hagan leyes a que las leyes hagan costumbres: Nos han acostumbrado (por ley) a que llamemos educación a:

La infancia (0 a 6) que es el periodo educativo específicamente tal.

La niñez-adolescencia (6 a 14-16) que es el periodo de aprendizaje escolar propiamente tal, la escuela es para ellos, ni antes ni después.

La juventud que es periodo de formación en todas sus diversas facetas, ámbitos y modalidades.

También la adultez, se sigue hablando de educación a lo largo de la vida.

¡Pobre educación, cuánto maltrato sufres por el mal uso y la carga infinita que han echado a tus espaldas! De ese modo has perdido todo: la esencia, el sentido, la función, el contenido, el tiempo, el modo, los límites y hasta la humanidad (ahora se educa a los animales, no se les adiestra ni se les doma). Con tanta pérdida no es extraño que en la vida y sociedad española lo más carente y ausente sea, precisamente, educación. La palabra educación sufre todas las desgracias de un lamentable sistema de enseñanza, con lo que tenemos un desgraciado sistema educativo.

¿Quién nos devolverá educación fuera del sistema, de la escuela y de la desgracia?

¿Cuándo y cómo podremos educar que no sea en el sistema (educativo) escolar ?

¿Qué es educación?

¿Tenemos educación?

¡¡Tenemos guerra escolar, otra vez!! Que la paga la educación. Una guerra muy poco educativa, nada beneficiosa para nadie y muy sospechosa de hiper-manipulación politiquera, a la que ya nos tienen muy acostumbrados ¡Por ley!

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