Diario de León

TRIBUNA

UPL y el llamado pragmatismo político

Publicado por
Máximo Soto Calvo Asociación Pro Identidad Leonesa
León

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H asta que hubo finalizado el último congreso de la Unión del Pueblo Leonés, el 17 de noviembre de 2013, venía poniendo sordina a mis apreciaciones sobre la formación. Recuerdo al lector interesado, que, en aquél, un grupo interno leonesista propugnaba un cambio, algo poco novedoso aunque oportuno, y lo conseguido fue más división y ruptura por apalancamiento de quienes dirigían al aparato.

Asistí a él como oyente, casi media jornada, y pude apreciar viejos modos, control del poder partidista, tirantez y algunas caras nuevas. Del resultado final y lo ocurrido entre facciones me enteré en días posteriores por los medios de comunicación y pequeños detalles que alguien me aportó. Desalentado, a partir de ese momento, «sin hacer sangre», empecé a expresar libremente mi punto de vista crítico, opiniones sinceras sobre actuaciones partidistas y las de algunos componentes del cuadro directivo; y en éstas sigo, predicando en vano a tenor de los resultados; puede que por falta de méritos para crear opinión.

Fiel a estos principios, ahora digo que me ha resultado enormemente decepcionante la postura de la cúpula del partido que, a tenor del pobre resultado de las municipales y de las autonómicas, empezó a regocijarse de forma expresa, por poder «negociar» con los gerifaltes autonómicos. Todo en orden a lo económico, si acaso algo social, y poco o nada con relación al sentimiento del «ser leonés» histórico y los derechos constitucionales de autonomía propia. No vale decir que tal cosa está en el ideario. Hay que airearlo con valentía y pundonor.

La jugada de UPL con el ente, a nivel más bajo del presidente Juan Vicente Herrera, o sea el castellanoleonés Antonio Silván y de José Antonio de Santiago Juárez, le ha salido mal, muy mal. Siempre que creamos que López Sendino y su segundo estaban sabiendo hacer algo sin poner en entredicho los postulados leonesistas. Incluso pisándolos. El ente, más que jugar de farol, sin enseñar sus cartas, les halagaba el oído… esperando a Fuentes, Ciudadanos. A este leonés de Salamanca, que la comunidad le va bien.

Deberían haber tenido presente que los pactos en los que participó UPL, municipales capitalinos, y casi siempre en busca de «tocar poder», si no fallaron de pleno, políticamente fueron mal explicados y peor entendidos por el electorado, lo que, junto a los disensos internos y los silencios pedagógicos leonesistas, han ido marcando un descenso en votos y en prestigio entre el paisanaje.

El «gran pacto» por León, año 1999, que Javier Arenas, en el gobierno PP entonces, vino a firmar a propuesta de UPL, tenía a Joaquín Otero en la secretaría general y a Rodríguez de Francisco, de reconocido prestigio municipalista, en los mandos, dueños y señores de un supuesto pragmatismo como divisa. Pues bien, al margen de lo pedido por escrito que no es preciso relatar, ni el incumplimiento estricto, no se exigía nada en cuanto a la pervivencia y reconocimiento de lo leonés regional e identitario. Recordemos un detalle que puede parecer nimio, pero se le pudo dar calado y resonancia. El señor Arenas decía, ceceando la s: Castillaleón. No supieron frenarle, en el propio Hostal, lugar de la firma, diciéndole en alta voz ante los medios: ¡El nombre de esta comunidad, que nos ha sido impuesta, es Castilla y León!, dos regiones.

Los negociadores de ahora, Sendino y González, parece que al margen del procurador, buscando méritos a revoloteo de pájaros, ni se planteaban poner en la balanza negociadora, junto a las prestaciones socioeconómicas, y como condicionante, un gran respeto autonómico a la cuestión leonesa identitaria: personalidad y territorialidad regional leonesas. Postulados leonesistas que, parece, estaban dispuestos a olvidar para apoyar la gobernabilidad de un ente que siempre rechazamos los leoneses. Algo que ahora no arregla el ¡no! del procurador en la investidura y un comunicado del comité ejecutivo. ¡La credibilidad se recupera mal!, y atención a la «mano tendida» del PP, ¡es una encerrona que sólo a ellos favorece!

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