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León

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P ara homenajear a Saza por su muerte, el juez Eloy Velasco levantó la pasada semana el secreto de sumario de la Operación Púnica. Después de nueve meses de gestación, con los guardias civiles de la UCO entregados a transcribir las conversaciones telefónicas partidos de la risa, el magistrado aprovechó que Televisión Española reeditaba la Escopeta Nacional para colar los diálogos de Marcos Martínez Barazón y Alejandro de Pedro Llorca entre el guión escrito por Luis García Berlanga y Rafael Azcona. No les habría importado a los dos genios hacer hueco en la cacería al ex presidente de la Diputación, ni dar un vuelco para que los porteros automáticos que vendía Jaume Canivell en la película se convirtieran en el plan de desarrollo de la estación de esquí de San Isidro. «Si sigo siendo el presidente de la Diputación tenemos cuatro años por delante para hacer la de Dios», lanza el político leonés como si fuera el ministro de la película que convence al incauto empresario de que sus contactos le servirán para amañar el negocio. Aquí, para dar cuerda a la trama se cambiaron los papeles. A ver quién lo mejora.

El objetivo, de acuerdo a las grabaciones telefónicas, era sacar el contrato «a concurso de tal forma que lo gane el entorno de Alejandro» y, a cambio, los empresarios se comprometían a mover sus contactos ante la dirección de Génova para que Martínez Barazón se asentara en el Palacio de los Guzmanes y en la dirección del PP. La película del sumario describe con exactitud las bambalinas de los partidos. Esas relaciones como las que desvela el político cuando apremia a De Pedro para que mueva sus hilos en la dirección del PP. «El cabrón de Mañueco es un hijo de la gran puta de primera. No me la ha clavado de milagro diciendo a Cospedal que todo el mundo apoya a Eduardo (Fernández) cuando nadie le puede ni ver», confiesa a voces, convencido de que sólo le escucha su interlocutor, fuera de plano. Nada nuevo que no supiera cualquiera que se mueva en el mundillo, pero que gracias a la Guardia Civil le aporta a uno las comillas suficientes para que esa verdad del off de record quede registrada en negrita en el periódico.

No hay nada más original que lo que se sabe pero se encuentra cómo escribir por primera vez. En La escopeta Nacional la idea salió de la posta que Fraga le acertó en el culo a la hija de Franco en una cacería. Qué comedia más grande nos queda por ver.

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