Pedro, fotógrafo

L a gente pasa, pasamos, pero el recuerdo fotográfico siempre quedará ahí, vivo y pujante. Bajo esta premisa estética, Pedro Fernández ha puesto a trabajar su alquimia para reunir una colección de imágenes titulada genéricamente “Los sonidos del silencio”, que se expone hasta el 18 de septiembre en un edificio con tantos galones históricos como el palacio de Don Gutierre. En León, ya sabemos, el conformismo es ley, pese a que en estos momentos y por muchas razones el país apesta a letrina moral. Por eso mismo, y en un ejercicio de refinado virtuosismo, Pedro da forma a una galería variopinta de personajes y motivos urbanos locales que constituye, en su conjunto, un sentido homenaje a la pobreza, la soledad y la falta de oportunidades. En un derroche de sensibilidad y buen hacer, ha dibujado una trama de emociones que retrata de forma quirúrgica la lírica de lo prosaico y consagra la gratificante voluptuosidad de mirar.

Escribió Susan Sontag que las buenas fotografías convierten a las personas en iconos de sí mismas. Esa es la fórmula narrativa que, a base de paciencia y mucho tacto, sigue Pedro en un completísimo archivo visual que muestra un grado de veracidad impresionante, ya sea en los documentos referidos a los desfavorecidos por la diosa fortuna y sus animales de compañía como en las imágenes de rincones con tanto encanto y solera como la plaza del Grano, la calleja de la Plata, el pecaminoso Barranco o la propia plaza de Don Gutierre, captados todos ellos en sus verdades más íntimas y sugerentes. Un espejo de identidades que evidencia el extraordinario dominio de las luces y los espacios que tiene Pedro Fernández, dueño de una técnica robusta y serena. No se pierdan, de verdad, esta muestra de dieciocho fotografías que son básicamente huella y descripción. Auténtica música para los ojos del espectador.