Diario de León

Publicado por
David Díez Llamas Sociólogo
León

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P ablo Iglesias ya dio algún aviso cuando a proósito de las elecciones europeas planteó una papeleta con su fotografía. En principio se trató de decirnos que no era un acto de soberbia sino una estrategia para identificar la marca Podemos con la persona que era referencia de debates televisivos en algunas televisiones privadas. Podemos se presentaba como el paradigma de la participación ciudadana. Tenían a orgullo diferenciarse en ello del resto de partidos y querían instaurar el régimen de «castas» en las que los demás eran «los intocables» (eso sí con derecho a mofa y escarnio) y ellos los elegidos.

De su visión centralista de la política dieron un primer aviso al considerar de escaso interés las elecciones municipales y autonómicas, lo suyo eran las elecciones generales. Pero el paso definitivo lo han dado ahora en lo que es el modo de elegir a sus candidatos a esas elecciones generales. Lo hacen por lista única para toda España. Luego serán los que salgan en esa lista y en función del puesto en que salgan los que elegirán la circunscripción por la que se van a presentar. Vamos el centralismo más absoluto, que llevará a que alguien de Almería (pongamos por caso) se pueda presentar por León y el de León por Almería. La desconexión de representantes y representados será absoluta. El territorio de referencia importa poco o nada y con ello también las personas que residen en ella. Todos somos súbditos al servicio del líder. Así digo que hemos pasado del Podemos al Puedo.

En su propia organización las provincias no existen y por ello mismo abogan por la supresión de las Diputaciones Provinciales. La sensibilidad hacia León y lo leonés es nula, no existe. Con Podemos las referencias a «lo leonés» y a la «identidad leonesa» desaparecen. Que esto se nos presente como un ejercicio democrático no deja de ser chocante.

En la elección de listas al senado Podemos se explaya algo más y dice que esos candidatos se eligen por comunidad autónoma. Vamos que los candidatos por León los elegirán en Valladolid, estupendo, ¿o no? Sin embargo, la circunscripción en la que se eligen diputados y senadores, mal que le pese al señor Pablo Iglesias, sigue siendo la provincia.

Me resulta del todo incomprensible que está visión supercentralista de España busque apoyo incluso en partidos independentistas. Que se contemple «el derecho a decidir» como algo válido pero no para los candidatos de Podemos sino para el debate territorial. Es algo como decir apoyamos que los catalanes puedan decidir si se separan o no de España pero no cuál puedan ser los candidatos de Podemos por Barcelona o Girona. ¿Ustedes lo entienden? Yo no.

Claro han surgido muchas voces dentro del propio movimiento que tampoco lo llegan a entender. Aunque Pablo Iglesias dice que en Podemos las discrepancias son bienvenidas, luego parece añadir «siempre que gane yo». De Podemos a Puedo.

Este sistema refuerza el control del partido por el líder. Desaparecen las referencias espaciales y territoriales. En consecuencia también se aboga por sistemas electorales que no tengan en cuenta esas referencias espaciales. A mí este sistema se me asemeja bastante al concepto de centralismo democrático de los partidos marxistas-leninistas. Hay que sacrificar la libertad y todo se pone al servicio de los objetivos del partido que un líder se encarga de establecer.

Uno diría que aquellos que buscan ser referentes en el medio social en el fondo están anclados en el plano más individual, del yo luego yo y al final también yo.

Es cierto que este modelo organizativo no lo tienen el resto de formaciones políticas, aunque tampoco se puede decir que sea realmen te nuevo. Diría que es más propio de sistemas de partido único (aunque la propia denominación recoge ya una incoherencia).

El proclamar «un gobierno del pueblo pero sin el pueblo» puede ser excesivamente peligroso. El vincular los procesos de elección exclusivamente a los marcos virtuales también. La calle y la ciudadanía de «a pie» quedan excluidas. También lo están todos aquellos que se distancian de esas formas de comunicación.

Las ficciones, también en política, se alimentan en gran medida de eras realidades «virtuales». La distancia entre lo «es» y lo que «parece que es» puede ser importante. Ver la realidad social a través de una pantalla de móvil o de ordenador puede suponer riesgos graves de distorsión de esa realidad. También es cierto que nos aleja del medio geográfico, del propio territorio. Es esa «nube» a la que le faltan montañas y ríos.

En ese modelo de organización al servicio de un líder, los representantes de ámbitos geográficos locales pierden toda importancia. Es algo absolutamente opuesto al sistema que se da en Gran Bretaña donde se establece una gran unidad entre el elegido y la circunscripción por la que ha resultado elegido. De esta forma se favorece que la ciudadanía pueda exponer sus problemas e inquietudes a alguien que les resulta cercano y que con ello puedan llevarse al propio Parlamento. Aquí lo que se apuesta es justo por lo contrario, por la circunscripción única para toda España y con ello por el distanciamiento de representante y representados. En definitiva tenemos que Podemos cada vez más se conjuga en singular Puedo como un proyecto que se vincula a un liderazgo muy concreto de Pablo Iglesias. Sin embargo cuando un partido se vincula a un líder (EA con Garaikoetxea, Juan Cruz Alli con CDN) suelen durar más bien poco y tienden a desaparecer. Pero en todo caso, el futuro no está escrito.

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