Indefinidamente

T eniendo en cuenta la barbaridad con que hoy en día las ciencias adelantan (zarzueleando), creo casi ciegamente en lo que asegura Ray Kurzweil, experto en inteligencia artificial, director de ingeniería del sumo dios Google y doctor honoris causa por quince universidades de fuste. Dice desde su autoridad que «En veinte años ampliaremos nuestra espectativa de vida indefinidamente» .

¿En sólo veinte años?... ¿ya?... le creo... de Kurzweil dice la revista Forbes que es «la máquina de pensar suprema».

Su indefinidamente quiere decir que la inmortalidad ya está ahí. Asegura él que en breve se podrá hacer una copia de seguridad del cerebro y subirla a «la nube» (nuestra máquina de pensar seguirá «viva») y también se podrá crear un avatar de alguien muerto (uno mismo, claro, resucitado). Las derivas fantásticas que aquí se abren nos dejarán turulatos cuando se cumplan.

Parece que la medicina tardará un poco más en prolongar indefinidamente la vida, pero antes de cincuenta años, auxiliada de biotecnologías asombrosas y ángeles coloraos, será fácil recambiar todo órgano del cuerpo. Esa realidad ya empezó hace tiempo y avanza veloz. Pero el vaticinio de Kurzweil es lo más. Maravilla y aterra: el cerebro (tu información y emociones, tu alma ) pronto podrás guardarlo en la nube y un día volverá a funcionar en un cuerpo idéntico; y seguirás siendo tú; primero, un poco mecánico; y en nada, orgánico. La ciencia ya no es ficción. La literatura miente. Se vivirá indefinidamente. Vaya novela.

Pero sólo el que pueda pagárselo, supongo; no habla de esto el profeta.

Aunque lo indefinido trae coña, rapaz, puedes empezar a cagarte. Los tiranos niquelados y los tontos forrados serán inmortales. No te rías, piensa en tu jefe o en esa insufrible tipa de la tele... inmortales... ¿lo entiendes?... pavor.

En fin, toda esa gente famosa o poderosa es la que, dentro de nada, podrá pagarse que les estiren la vida quince o treinta años más (y en breve, otros cien o doscientos)... vosotros lo veréis, les dijo Sócrates a dos estudiantas pipiolas que fueron a que les firmase un libro...pero lo peor de lo indefinido es que aburre... indefinidamente.