EDITORIAL: Incendios: responsabilidades más allá del daño irreversible

La Guardia Civil está investigando la autoría del incendio forestal que obligó a intervenir a numerosos medios aéreos y terrestres para reducir los efectos y que finalmente pudo se controlado después de haber quemado medio centenar de hectáreas de matorral y masa arbolada de gran valor medioambiental. No parece que esta vez haya dudas sobre la intencionalidad del origen toda vez que existen testigos directos que vieron cómo un persona prendía fuego al borde de la carretera.

En su desesperación, el alcalde solicitaba «mano dura» y la aplicación de la ley sobre los presuntos autores de este y otros incendios forestales que se han producido en la provincia en las últimas semanas, como por ejemplo el de Quintana del Castillo, que acabó calcinando en once días 2.600 hectáreas, el de Vega de Espinareda y el más pequeño de Omañón, donde también el alcalde de Riello lo atribuía directamente a la voluntad de alguien para que el vecino que se beneficia de los pastos tenga que dejar de hacerlo. Sumados estos y otros al de Pobladura de la Sierra tenemos que sólo en el mes de julio y unos días de agosto la provincia acumula cerca de 5.000 hectáreas quemadas, el triple que en todo 2014 y una superficie similar a la devastada en 2013.

Pedía anteayer el consejero de Fomento y Medio Ambiente una reflexión pública sobre «qué esta pasando» en determinadas comarcas León y Zamora y atribuía a «razones culturales mal entendidas» el daño «irreversible» que se está causando al medio. Más de 9 de cada 10 incendios son evitables porque en su origen está la mano del hombre. Y en casos concretos se sabe —los vecinos saben— qué mano y la de qué hombre. Es necesaria esa colaboración vecinal, pero estaría bien que, dentro de la necesaria prudencia que se exige en la investigación y la inculpación, ellos y los demás vieran resultados concretos también como razón disuasoria.