Diario de León

CORNADA DE LOBO

Matar a la crianza

Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

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T remendo teatro de la muerte se ve en los documentales cuando un poderoso león nómada descubre a unas hembras, decide tomar posesión del grupo y lo primero que hace es matar a todos los cachorros para provocar en las leonas un nuevo celo... y que se pongan. Enternecedora lección natural. Dios creó las cosas así, acepta resignada doña Rolindes.

Cuando un león se pone en ese papel que le dicta el instinto, lo hace sin piedad y muy furioso. Aterra.

Recordamos el otro día a esos leones tras ver que la salvajada parricida de Moraña se repetía en la otra punta de España, en Castedefels, donde un padre mató también a sus dos niños y después se despachó. Parece que esta modalidad criminal crece y crece desde que un tal Bretón reinauguró la moda. También es verdad que se le da excesivo timbal informativo (en verano, más) para que así otros tarados en marcha puedan ir tomando nota.

España está pasando del clásico «la maté porque era mía » al «o me das la custodia o te mato a las niñas ». Estos leones rabiados quieren hacerse nómadas; y si no, la inmolación del clan.

¿Cómo hace un padre para poder matar a un crío suyo?, ¿le mira a los ojos antes del hachazo?, ¿puede hacerlo?, ¿le asalta alguna lágrima o desgarro?...

La sublevación emocional que provocan estas noticias en el pueblo llano hace desear calladamente a muchos que aquello que la justicia de papel no resuelve lo haga finalmente la secreta ley carcelaria y que un día aparezca el tipo repasao o ajusticiao, pues no hay delito que más enerve y provoque a un presidiario que violar o matar a mujeres o niños, pues piensa en las suyas y en los suyos que están desprotegidos mientras él esté en el maco , el trullo . Y entonces, en el patio de la cárcel, se dicta una sentencia como hicieron con aquel Mataviejas en una cárcel de Salamanca, que se lo cargaron «el Zanahorio» y un tal Obelleiro con un jandrón , cuchillo, que les colaron en un tetrabrik de vino peleón... «en la cárcel manda el kie, palma el ful y nadie ha visto nada », dice Martín Olmos.

Al de Moraña le han traído a León porque en las cárceles de su tierra correría peligro. ¿Y aquí no?...

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