Tres gladiolos para el eterno peregrino

Se cumplía un mes de la publicación de la noticia de la aparición del cuerpo sin vida de uno de los mendigos más conocidos de León justamente en el entorno en el que pasaba la mayor parte del día. El transeúnte conocido como El Belga, actor inevitable cada día en la plaza de Santo Domingo, se había hecho popular por su singular aspecto de peregrino y por improperios verbales que prodigaba en su idioma de origen a los viandantes con los que se cruzaba la mirada en la citada plaza y a la entrada de los cajeros automáticos de las oficinas bancarias de las proximidades donde solía sentarse, cuando no refugiarse para pasar la noche. De él se dice que realizaba el Camino de Santiago y que se quedó en León sin más razonamiento. Y también se dice que llegó a considerar a esta ciudad como su verdadero hogar. Días después su cadáver continuaba en una cámara del Instituto Anatómico Forense a la espera de ser reclamado. Este fin de semana, en el cristal del escaparate en el que apoyaba su espalda y en el bordillo sobre el que solía sentarse aparecieron una gran foto nocturna de la Catedral iluminada y tres gladiolos lila sobre la piedra con la leyenda «Al eterno peregrino: Stefan Dendievel».