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León

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Se aparece Presencio en el Ayuntamiento de Valladolid para pedir disculpas por infringir la ley. Añadió en los pasillos, por lo visto, que su actuación —ponerse al volante con una tasa de alcohol que triplicaba la permitida— no era «para sentirse orgulloso» y eso que, según leo, se negó al control. Es lo que se llama ser un hipócrita de tomo y lomo, de manual, la versión política de dame pan y llámame perro y la demostración de que debe ser el partido el que imponga la disciplina porque, al final, la naturaleza humana es siempre la misma, y renunciar a regalías por unas cuantas cervezas —o lo que fuere que se tomó Presencio antes de coger el coche— pues que no, que a mí me ha costado mucho llegar hasta aquí o, como diría José Manuel Moreno, «estoy tocándome los huevos, que para eso me hice diputado», o concejal... O ¿alguien se creía que es preferible trabajar de sol a sol por un sueldo de mileurista en el que, además, nadie te hace el rendez vous?

Pues claro que Presencio se queda, porque a la política, la mayoría llega para quedarse, que esto es mejor que la función pública, que un funcionario tiene que demostrar mérito y capacidad y un político sólo debe parapetarse detrás de las siglas y las consignas, obedecer y callar... cerrar la boca y abrirla solo cuando te lo manden, que la palabra contraria no cabe en este club.

Lo malo de Presencio es que ha hecho carrera en un partido cuya bandera es la regeneración. Y ahí tienen a Pilar Vicente, haciendo el papelón de su vida, que si blablablabla, mucho spam dialéctico para darle la vuelta a la realidad, que si el partido actuará cuando se pronuncie el juez, que si las líneas rojas, que sí, que sí, que una cosa es la responsabilidad política y otra la judicial, que no sé si se han dado cuenta los chicos de Luis Fuentes, pero quedan tres meses para las elecciones generales y le están haciendo el caldo gordo al bipartidismo, que como dice el socialista Jesús Herrero, tratar de convertir un delito en una actuación privada es un acto de regeneración democrática (ironía, o no, que las cosas son así si así os parece). Y puede que los haya que piensen que sus impuestos tengan que irse a pagar a Presencio, pero eso no quita para que Ciudadanos tenga que elegir: o dejan que su intachable edil siga con el acta o le abren la puerta al grupo mixto. Estoy segura de que no perderán demasiado si se decantan por lo segundo y Presencio, tampoco.

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