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Publicado por
antonio pérez henares
León

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L as primeras elecciones que determinarán nuestro futuro político tendrán lugar en Grecia el día 20. Las siguientes, la próxima semana, ya sí son en casa aunque algunos no quieren considerarla como tal, el 27 en Cataluña. En Grecia, en esa que el Podemita Iglesias saluda jubiloso con ¡Vamos Alexis! Lo que se recogen e intentan recomponerse son los restos del naufragio que los populistas han dejado en tan solo unos meses. Su trastazo ha sido de los mayestáticos. Aunque Tsypras aun puede ganar las elecciones. Por los pelos, con poco más del 20% de los votos, pero descompuesto su partido, hechos añicos sus delirios populistas, arrumbadas las promesas imposibles y llevado a la realidad a escobazos. Pero aunque sea así, la gobernabilidad va a ser difícil, muy difícil y sacar el país adelante costará aún más sacrificios y penurias de antes de que ellos entraran proponiendo jauja.

Eso será el 20 y habrá que leer en clave interna. De hecho ya lo están haciendo. El fatuo Pablo Iglesias está mucho menos encampanado. De entrada se la está envainando por completo con Alberto Garzón e Izquierda Unida. A Iglesias, lo sabe, no le queda otro remedio y esa batalla la tiene muy perdida. Incluso en el interior de su propia formación. Si quieren un resultado en verdad notable o al menos de aprobado alto ese el camino y no hay otro. De ganar ya ni se habla.

En Cataluña, el 27, me temo que sea lo que sea no alumbrará nada bueno. Porque la confrontación en una sociedad no es buena partera de nada. Y eso es lo que ha logrado Mas. Las encuestas dan un «ahí, ahí» que habrá que ver por donde se inclina en la urna. Pero aún en la mejor hipótesis para los separatistas andarán por el 40% del voto de unas elecciones, no se olvida, que son autonómica y donde lo que se vota es otra cosa aunque ello de esa urna quieran extraer una independencia y proclamarla aunque sobre censo los que hayan votado no lleguen ni al 30%. Ya me contarán, amen de que violen la ley ochenta veces, que validez y legitimidad democrática tiene eso. Un ejemplo lo pone aun más de manifiesto. Para cambiar su actual Estatuto de Autonomía es preciso el contar con 2/3 de la cámara. Separar el país, consumar una escisión de un estado que lleva vigente cinco siglos, vale con un escaño de más en el Parlament. Bueno, seamos serios, dicen ello que vale. Todos los demás, Europa entera incluida, saben que no. Que para nada.Pero sea cual sea el resultado van a ser tiempos muy difíciles y hasta traúmaticos. Unos tiempos políticos que cada vez producen mayor desazón y hastío en muchos ciudadanos. Me cuento entre ellos.

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