Caca buena

Renegaban del pueblo y de la casa de los abuelos porque apestaba a cuadra, olía a gallinas el corral y un dedo de polvo cubría las vigas del pajar haciéndose niebla cuando subían los guajes a potrear en la hierba o a repisarla hasta las cerchas.

El aire del pueblo trae de todo al respirarlo, ahí van pólenes, esporas, hongos, partículas, polvo de lodos, miasmas microscópicas... de todo... y todo muy rico y saludable, al parecer, según concluye un estudio que publicó la revista Science donde se explica por qué los niños de pueblo tienen menos alergias que los de ciudad.

Normal; se sabía: Lo que no mata engorda. Conclusión: el aire del campo y monte es salud; antes lo recetaba el médico... la tranquilidad rústica y los buenos alimentos hacían el resto.

En el aire de cuadras y pajares sitúan estos científicos la razón básica de la inmunidad alérgica de los chavales de campo... ¡quién lo diría!... ¿?... pues lo decía el viejo refrán: No es santo el estiércol... y hace milagros. Deducimos, pues, que algo de mierda es bueno y no sólo porque lo digan las moscas.

Quizá mandando a la chavalería urbana un mes al pueblo aliviaríamos los gastos en fármacos y médicos cada vez que la primavera viene oliendo a primavera. Y vacación barata es. Pero tenemos un problema: apenas quedan pueblos con cuadras... ni pajares con las primas... ni presas para mojarse... ni corral de tierra y cagarruta... ni abuelas que hagan mazapán con leche cierta... ni rebaño que cruce el lugar para mandar a los críos que vayan tras él un rato respirando su tufo ovejuno y amoniacado que cura la tosferina... y las pocas cuadras que quedan (naves más que cuadras) amenazan cierre por la pirulera política ganadera con la que España se rinde a los dictados europeos (la mantequilla francesa es buen lubricante, lo demostró Marlon Brando en «El último tango en París»).

Si es listo, el turismo rural rehabilitará la vieja cuadra como tratamiento salutífero, como «balneario»... y el pajar, como ludoteca; se ahorraría el manido spa o la piscinita y la chavalería fliparía ordeñando vacas o arreando tras las cabras... y potreando en el pajar.

Al campo, rapaces.