La opinión del lector
Aylan, ahora sí,
ha muerto…
A estas alturas ya todo el mundo conoce, que la muerte de Aylan en la playa de Bodrum (Turquía) no ha sido en vano. Tampoco la publicación de su fotografía.
A estas alturas ya todo el mundo sabe que Aylan pasará a la historia como icono de los refugiados sirios y quién sabe si además como del resto de personas sometidas a cualquier barbarie.
A estas alturas ya todo el mundo ha presenciado que el debate generado en los medios ha sido más trascendente en cuanto a lo que hace referencia a la publicación de su foto o no, a su pixelado o no, que a la discusión del por qué ocurren estas cosas o de su posible solución.
A estas alturas ya todo el mundo es conocedor de la postura de cada uno de los países «implicados».
Muchas han sido las conciencias removidas. Muchas a favor de la publicación de la fotografía (hace reaccionar a la población), muchas otras en contra (no es preciso sentir la realidad de forma tan cruda). Muchas a favor del pixelado (mejor ocultar parte de la verdad, al tratarse de un menor), muchas otras en contra (sería óptimo conocerla sin tapujos). Pocas estudiando el origen del conflicto. Y muchas menos ofreciendo una posible solución, duradera y eficaz para éste y otros conflictos venideros.
En medio, los que sin publicar la foto ya conocían este problema y otros incluso mayores, y ahora preguntan al mundo dónde estaba con los brazos cruzados. La respuesta es fácil, en el mismo sitio que ellos. En el ostracismo y la inopia del mundo «desarrollado».
A estas alturas ya todo el mundo sabe que Aylan ha muerto. Que ya no es actualidad (hasta que su foto de nuevo aparezca en algún artículo de dominical que recuerde a los «iconos» de los conflictos mundiales del siglo XXI).
A estas alturas ya todo el mundo sabe que sólo para Abdulá (su padre), Aylan sigue siendo actualidad.