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Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

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Donde las dan, las toman...

La Volkswagen daba gato por liebre y ahora ella está tomando pol... tubo escape... la hemos cagado, dijo textualmente a las cámaras su jefe alemán en Estados Unidos, país que prepara una multa similar a lo que ya ha perdido en la bolsa esta multinacional del automóvil, un tercio de su valor bursátil, pero es la marca que más coches vende en el mundo (muy detrás están todas las que nos admiran) y ya encontrarán de dónde sacar para resolver la avalancha de reclamaciones y pleitos a los que se enfrentará.

O no lo encontrarán.

Ponte en lo peor.

Se barrunta debacle, se desencadenan efectos colaterales o contagios. Y no sólo en esta marca. Hubo petardazos en todas las bolsas del mundo. ¿Sólo porque una empresa, una sola empresa, la ha cagado? No parece normal y sabrán los economistas explicarlo, pero Sócrates sonrió cerrando un ojo, uy, como el gremio de abogados que ve anunciarse un gran filón de casos en la marea judicial que se prevé. Por ahora, de todas las noticias que llegan a Volkswagen ninguna es buena... y en lo que toca a sus instalaciones y planes en España, el interrogante abierto hace apretar el culo al ministro Soria.

Sócrates dice Folks-vagan, que es como suena en alemán, y nos recuerda que fue el coche y la marca que impulsó en 1933 Hitler para que el pueblo (volk) tuviera su coche (wagen), aunque fuera un escarabajo para ir los domingos con la tortilla al campo... pura tecnología alemana para frenar a la industria inglesa o francesa que entonces chuleaban en Europa.

Diseñó ese coche Ferdinand Porsche, apellido que también hacía bugas para los más ricos, durándole el negocio hasta hoy tan boyante y envidiado.

Naturalmente, Volkswagen contribuyó a la industria bélica nazi, así que se imagina cuántos están ahora (sin contar las demás marcas de coches) brindando por el batacazo de «Das auto», «El automóvil», ese lema actual suyo que insinúa que los demás no lo son... ver castigada esa soberbia era lo que hacía sonreír a Sócrates, que quedó susurrando «volk, folk, fuck... volk, folk, fuck», como un tic-tac explosivo.

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