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Ponferrada

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Fernando Trueba recogió hace unos días el Premio Nacional de Cinematografía y escandalizó a los bienpensantes cuando dijo que a lo largo de su vida no se había sentido español ni cinco minutos. Director de películas tan españolas como El año de las luces y La niña de tus ojos, que retratan episodios de nuestra posguerra, Trueba ya había demostrado que era un descreído cuando le dieron el Oscar a la Mejor Película Extranjera por Belle Époque y aseguró que nunca había creído en Dios, sino en Billy Wilder, el maestro de la comedia.

Yo también creo en Billy Wilder. En sus comedias. Y en su cine negro. Y aunque me siento español, no pasan cinco minutos sin que envidie a otros países.

Envidio la prosperidad de los Estados Unidos, una nación enorme como un continente y que a pesar de toda la oscuridad que esconde, del ramalazo imperialista, el capitalismo sangrante, el racismo y las desigualdades, no deja de ser la democracia más vieja del mundo, un lugar que se hizo grande con la fuerza de los inmigrantes.

Envidio la tradición de la Francia revolucionaria, que se deshizo de sus reyes y de su rancia aristocracia y difundió por Europa los ideales de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad. Yo también, Fernando, hubiera sido un afrancesado. Les ganamos la Guerra de Independencia a los gabachos —y qué crueles eran sus soldados, como bien reflejó Goya— sólo para restaurar en el trono a un tirano absolutista que no hizo nada por sacar a España de la pobreza.

Envidio a los escoceses, que saben votar en referéndum. Y también los islandeses, que procesaron a los banqueros que causaron su crisis y le dieron una patada a la corrupción.

Así que me siento español. Pero no necesito ninguna bandera. Y me gusta que la gente diga lo que piensa, como Fernando Trueba, que ha contado algunas de nuestras miserias como nadie. Sólo por eso me parece más patriota que todos los que instrumentalizan los símbolos, tergiversan la historia o se aprovechan de los triunfos deportivos de forma vergonzosa, y luego demuestran lo poco que les importan los españoles cuando gobiernan.

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