Diario de León
Publicado por
leónJ. Lorenzo Pollán.
León

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En reconocimiento a Denise Thiem

L a consternación que vivimos, sobre todo los lugareños y los amantes del Camino de Santiago, por el asesinato de Denise sigue punzante y el lamentable crimen se resiste a pasar a la historia generando una leyenda negra jacobea. Nunca las flechas amarillas de Elías Valiña, el mítico cura del Cebreiro, se vieron de este modo teñidas de negro, y más en una región siempre tranquila, abierta y hospitalaria con los peregrinos jacobeos. Es una lástima que el macabro escenario de los hechos se halle situado en esta tierra nuestra.

Creo que, a pesar de la gravedad de lo sucedido, tenemos que tener el valor de considerar los hechos aislados, como lo que son, excepciones. Por eso hay que recordar que cualquier persona, hombre o mujer, tiene su derecho indiscutible a recorrer el Camino de Santiago en solitario sin ser acosada. Esto es lo que en un país civilizado se debe garantizar.

Ese personaje psicopático (mis respetos al comprensible dolor de su familia…) adquiere una doble culpabilidad: un asesinato perpetrado contra una persona física y otro no menos deplorable, un atentado contra una institución, la Peregrinación Jacobea, Patrimonio Cultural de la Humanidad desde hace años. No sé cuál de los dos extremos es más imperdonable. La institución jacobea irá distanciando en el olvido esta zancadilla, pero ¿quién le compensa ahora a Denise ese stop macabro que acabó con su vida (y sabe Dios de qué forma…) y le impidió llegar a su meta deseada? Las particulares dinámicas del aparato judicial seguramente usarán sus protocolos para impedir que el protagonista salga a la palestra para contarnos los hechos. Aunque tal vez no haga falta, sobre todo para los vecinos, los lugareños de Castrillo de los Polvazares, (uno de los pueblos más interesantes del país, por cierto) que ya conocían bien su currículo, un trayecto vital salpicado de acosos, de amenazas, de distorsiones y actitudes deplorables.

Tal vez fue la prudencia y la mesura lo que impidió a los órganos oficiales competentes actuar con más rapidez, ya que las sospechas estaban bien servidas…

No sé si será la tradicional morbosidad que nos invade a los humanos o serán otros condicionantes filosóficos más profundos lo que genera este, para mí, lamentable error mediático que consiste en cargar las tintas sobre el culpable (su vida, sus andares, sus problemas, sus posesiones…) en lugar de hacerlo sobre la víctima, como si ésta no hubiera tenido su propia personalidad antes de que le arrebataran vilmente la vida. En fin, que así son las cosas, o así queremos que sean. Sucede lo mismo en los casos paralelos a éste. Nos interesan más los vivos que los muertos, está claro; éstos ya no cotizan ni votan ni reclaman intereses, mientras que los vivos, protagonistas de casos similares, pueden comer, dormir y obtener tratamiento en algún psiquiátrico penitenciario del país. No es mal pago para quien premeditada y deliberadamente segó una vida joven negando a la víctima ese derecho inviolable que todos tenemos a gestionar y vivir nuestro futuro.

Dejémoslo así, pero no dulcifiquemos la realidad. El asesinato de Denise nos hiere a todos, a los peregrinois en activo, a los que lo fuimos en otro tiempo y a los que comprenden y colaboran con la experiencia jacobea. No nos queda más que conceder, con el mayor respeto, nuestro más sentido homenaje póstumo a esta mujer y unirnos al dolor de sus familiares.

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