Diario de León
Publicado por
Luis Alberto Rodríguez Arroyo.SANTO TOMÁS DE LAS OLLASleónDomingo Sanz.villaobispoCris Cuesta.
León

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Demasiadas

lágrimas infantiles

M i hijo tiene seis años. Procede de adopción internacional. Lloró en silencio cuando con veintiún meses observó su tierra alejarse desde la ventanilla del avión. Acto seguido me abrazó y me adoptó como padre, haciéndome llorar. Nos prometimos volver.

Zaid, tiene siete años. Abrazado a su padre ha hecho el viaje desde Siria hasta Múnich, huyendo de la guerra. En Roszke (frontera entre Hungría y Croacia) una inoportuna zancadilla les hizo caerse al suelo. Como tantas otras veces antes, la reacción inmediata fue levantarse y seguir corriendo. Ambos, Zaid y Osama, se han hecho virales (tan de moda) y convertido en símbolos del éxodo del siglo XXI.

Las lágrimas infantiles, cuando aún no han sido tocadas por el halo de los defectos adquiridos, denotan una tristeza profunda por abandonar sus raíces, un miedo atroz a los imprevistos del viaje y una incertidumbre plena ante un destino final desconocido.

La caída del padre y su rápida respuesta han llevado a Jean-Claude Juncker (presidente de la Comisión Europea) a manifestar «... si fueran ustedes, con sus hijos en brazos, los que vieran cómo el mundo se deshace, no habría muro que no fueran a subir, no habría mar que no fueran a atravesar o frontera que cruzar...».

Las lágrimas de Zaid las he visto más veces. En otras ojos, en otros niños, en otros países. La carrera de Osama la he visto más veces, en otros padres, en otros conflictos, en otros mundos deshechos. Gracias Zaid. Gracias Osama.

Por vosotros, por ellos, mi hijo me abraza más fuerte cuando en el mapa le señalo su país de procedencia, su tierra, sus orígenes. Por vosotros, por ellos, volveremos.

A los «valientes»

de La Vega

C elebrado el espectáculo, consumida la adrenalina tantos meses contenida y satisfechos los vencedores de siempre, ha llegado la hora de hacer el resumen de las valentías. He buscado muertos de dos patas ajusticiados por el Toro de la Vega y no los encuentro, deben ser muy pocos a pesar de tantos años, lo que convierte este ritual en uno de los más cobardes de entre todos los ‘ancestrales’ que pueblan nuestras carteleras de batallas entre diferentes animales. He buscado también la valentía de los vecinos de La Vega contra aquel otro toro, de nombre Fraga Iribarne y quien, en las mismas fechas de 1963, aprobaba el fusilamiento de un inocente de su misma especie y nombre Julián, mientras firmaba una orden para prohibir la muerte violenta de un toro cada año en Tordesillas. No salieron, no, cobardes, los vecinos, tan ‘valientes’ contra periodistas, a defender de verdad la costumbre de matar su toro. Cuatro algaradas y mucho pasillo hasta que consiguieron de nuevo recuperar la crueldad ¿Necesitan ustedes una dictadura rara que se atreva a dictar leyes contra la tortura? Permitan, al menos, que llore a solas la desgracia que le espera.

Médico de cabecera

C uando la profesionalidad ha quedado abducida por el interés, aún quedan personas auténticas y profesionales como el doctor Javier Montero Luque, medico de cabecera en el Ambulatorio de la Palomera, conocido por todos, pacientes o no, por su humilde personalidad y grandeza como persona y medico.

Siempre te atiende, sin mirar la hora, que resta sin miramiento de su tiempo libre merecido. Es una persona entregada a su profesión, sin descuidar lo familiar y otros aspectos desinteresados.

Solo he conocido a otro igual: el Doctor Magin F. Perandones al que merecidamente se le ha puesto una calle, en dirección a Villaobispo, frente a la gasolinera. No es que se vea mucho «por el sitio» pero la tiene y me alegro.

Espero que el Doctor Montero algún día sea reconocido de la misma manera.

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