¡Pordiós!

Uun prelado polaco bien parecido perteneciente a la Congregación para la Doctrina y la Fe en Roma (la comisaría de la verdad católica) llamó a la prensa para presentarnos oficialmente a su novio... ¡hostiás!, se atragantó Sócrates con el café, ¡pordiós!... vaya, el novio es talludito como él, no tan lucido, pero luciendo traje otoñal guapo y mandíbula-cerrojo como la de Artur Mas cuando la remarca con esa sonrisa suya de Hermanos Dalton... el noviazo es un catalán muy catalán-talán y ha debido comerle tan bien el tarro (y el ciruelo), que le ha hecho declarar muy convencido que la Iglesia no vería mal una independencia de Cataluña. Jódete.

El salto mortal era doble, pues no sólo salía un prelado del armario enorme de la sacristía vaticana, sino que lo hacía además con la bandera dichosa, la senyera... y no cantó Els Segadors, porque quizá su relación no ha llegado aún a la fase de «cánticos regionales».

El cese fue fulminante.

Resignación... deja el Vaticano, pero inicia giras por editoriales, platós y focos arcoiris de medio mundo, se lo tiene ganado por su «coraje y coherencia», es un ejemplo... y más viniendo de quien puso toda su talento intelectual y teológico al servicio de la Verdad... el tío sabe... y además, entiende.

Lo paradójico es que quiso unir a sus revelaciones ese meterse en charcos nacionalistas de un país que no conoce, salvo por el relato partidario de su novio, al que imagino que por la noche le pone en bolas, le calza una barretina y le arenga admirado: ¡Ahí va el Ebro!... (que desemboca en Tortosa).

El sapo del desayuno que tragó el papa Francisco ese día fue sólo aperitivo; después ese prelado declaró que la homosexualidad en la Iglesia es mucho mayor que en la vida civil. Zasca.

Faltaba la guinda... un cura italiano, Gino Flaim, 75 años, dijo en la tele no aceptar al homosexual, pero si entender al pedófilo y responsabilizó de ello a los menores, «pues a veces, desafortunadamente, hay niños que buscan afecto debido a que no lo tienen en casa y, entonces, si encuentran a un sacerdote, éste podría incluso caer en la tentación; lo entiendo»... fulminado también, le han prohibido predicar... ya, ¿y?...