De las Arrimadas

Seguro que te conté más de tres veces la envidia que me brindó siempre la mitad del título nobiliario que ostentaba el obispo de León por serle inherente al cargo. El último prelado en lucirlo, y sin privarse, fue Almarcha (murió en 1974): Nos, don Luis Almarcha Hernández, por la gracia de Dios Obispo de León, Conde de Colle y Señor de los lugares de Vegamián y de las Arrimadas...

¡Señor de las Arrimadas!

Como título de una novela es insuperable, El señor de las arrimadas... y ríete del de los Anillos.

El concepto de arrimadas es muy sugerente; y más en León, donde el verbo arrimarse es tan ambiguo, que lo mismo te dicen arrímate pacá que pallá.

Las Arrimadas es el apellido de los pueblos de un valle transversal que va de Vegaquemada a Cistierna entre farallones de una gran falla caliza. Se ve que el obispado de León tuvo de antiguo algún señorío sobre estos lugares y de ahí le quedó el título, su nobleza territorial. Y el obispo Almarcha, hijo de labradores que aspiraba a papel señorial de cardenal renacentista protector de artes y poetas descarriados, se redimía así de su origen (¿por qué quiso enterrarse en León y no en su Orihuela natal, con los suyos?)... y destacó en las alturas eclesiásticas o entre sus cuatro hermanos, todos curas o monjas, todos, menos su hermano mayor, al que mató su padre por no querer ir al seminario (siniestro asunto).

Del origen del nombre de ese valle leonés no logré averiguar nada, pero se deduce que fueron tierras arrimadas a algún fuero vecino o pilladas por el condado de al lado, Colle verbigratia... y arrimaditas se quedaron por los siglos a los inicadores de carretera y a la sonrisa maliciosa del chistoso.

Habrá que deducir que el apellido de la lideresa de Ciudadanos en Cataluña, Inés Arrimadas, viene de este valle, no hay más en España. Que la inviten a conocerlo y a pesquisar orígenes como hicieron con la Cospe en Cospedal, que la hagan hija o madrina de algo, se garantizan foto y promoción por ser la reina de los mares electorales que surca Citoyans. El inconveniente es que arrimadas llamamos también a las parientas políticas y a las trepas.