CORNADA DE LOBO
Boñigas de oro
N ació en una casa algo ruin sin agua corriente ni huerto ni na (reina la bacinilla), casa apercollada en un callejo en cuesta (reina la umbría)... pura montaña el pueblo... cinco meses se pisaba nieve y el resto del año piedrángano, barro y boñiga... el padre trabajaba en el ferrocarril y a los tres años le destinaron a Monforte, después a Coruña, y ahí tuvo nuestro hombre su infancia, que es la única patria... pero nacer, nació en Busdongo... hablamos de Amancio Ortega, del hombre más rico del mundo, según la biblia de la pasta gansa, la revista Forbes , aunque sólo unas horas le duró el reinado, pues el mismo día que le subieron a lo alto del podio luciendo sus 70.000 millonacos, las acciones de Bil Gates brincaron y volvieron a entronizar al de Microsoft en el ranking con 78.700... qué bruto.
Si alguno quiere sacar pecho diciendo que el hombre más rico del planeta (o casi) es leonés, allá él, pero pregúntele antes a Ortega... no luce este terruño, ni lo confiesa... nacer, nacería, pero ser es otra cosa y en Busdongo no tiene raíces ni familia o lazos que le hagan ser de allí, sentirse, sólo le cupo el azar laboral de su padre en un destino seguramente no deseado, si no odioso, así que Ortega es como los ríos, que nacen en un sitio, pero engordan y se hacen nombre en otro lugar lejano... o lo que asegura el dicho: uno es de donde pace... y Ortega se dice gallego porque allí encontró la pación.
Pero mientras Forbes le situaba como el más rico del mundo, la poco sospechosa organización Oxfam confirmaba que en 2016, dentro de unos meses, el 1% de la población mundial tendrá tanta riqueza ya como toda la que junte el 99% restante... manda carallo, Ortega, y usted ahí... como un meteoro saliendo de la nada busdonguina ha llegado al más alto cielo de la opulencia donde las vacas cagan boñigas de oro, el barro se hace con polvo de diamantes y sólo caen heladas en el champán.
Y lo trágico: para proteger y ampliar sus privilegios, ese 1% se entenderá entre sí infinitamente mejor que el 99% restante, que pasará décadas desunido y discutiendo si asaltar los cuarteles del verano perpetuo de los riquísimos o ponerse a la cola de sus migajas.