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Publicado por
Andrés MuresastorgaQuintana.
León

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Senadores del PP

por —o contra— León

H ace poco más de dos semanas tuvo lugar en el Senado una votación —dentro del área competencial de Industria— que excluía al carbón nacional de las ayudas que en su día se le prometieron a este sector tan castigado en los últimos años, y cuyo ejemplo más palmario son las comarcas mineras de la provincia de León.

La actitud de los senadores de la Comunidad de Castilla y León desoyendo las recomendaciones del presidente regional del partido y presidente de la Comunidad Autónoma, Juan Vicente Herrera, muestra el lado más oscuro de la política, donde el sentido de casta y de obediencia debida priman sobre los intereses de los ciudadanos.

En el caso de los senadores por León, Silvia Franco y Luis Aznar, la postura es simplemente de una falta total de sensibilidad hacia los ciudadanos de la provincia en general y bercianos y lacianegos en particular, con añadidura de los afectados de las comarcas de Gordón y del valle de Sabero.

La señora Franco es intrascendente en la vida política leonesa, pero el caso de Luisito Aznar es punto y aparte. Subido desde hace más de treinta años al carro de la gabela y del momio que abonamos todos los que cumplimos a rajatabla los dictámenes del vampiro Montoro, su apretón del botón del «no», define a un personaje que antepone su interés personal en detrimento de los que le confiaron ingenuamente su voto en las pasadas elecciones de 2011.

Yo entiendo, que faltando una legislatura para alcanzar el retiro dorado, el emolumento de senador del Reino siempre resultará más denso y provechoso que el escuálido de simple auxiliar administrativo.

Pero somos humanos, y la afabilidad hacia el poder constituido conlleva un hueco en el listado que las preclaras mentes de Génova llevan ya elaborando desde el verano. Siempre que el recuerdo de lealtad manifiesta hacia la extinta presidenta provincial no interfiera.

Pero si por un casual la flauta suena, me pica fuertemente la curiosidad (no exenta de morbo) de ver cómo se van a presentar los aspirantes populares al terciopelo de la bicoca parlamentaria ante sus electores del Bierzo y Laciana.

En el caso particular de Luisito, que en muchos sitios no es ni bien querido ni bien amado, la recomendación de un alma caritativa o de un buen samaritano sería de que fuera protegido con chubasquero áspero y grueso y casco homologado. ¡Qué lejos parecen aquellos tiempos en que Adolfo Suárez (lo más honrado que ha dado la política española del último medio siglo) era nuestro guía y mentor! También del senador acomodado.

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