De putes, ho

D espués de aprobar en un pleno la contrata, los tres o cuatro de la pomada se van de cenorrio, celebran su sagacidad, planean nuevas metas, hay risas, trato chalán, se rematan las voluntades con unas copas y... para rubricar lo acordado, homenajes al nabo, ¡de putes, ho!, dicen en Asturias... o aquí (sobran casos), en Sabadell o en la China Popular de Carod Rovira (¿qué fue de él?... qué raro que no haya asomado la oreja en todo el tinglado independentista).

Pues de putes, ho.

Es vieja norma. Las putas y las comisiones van siempre juntas si el negocio ronda al político. Paga la empresa, que lo endosa al coste de obra y, así, el que realmente abona el jolgorio es usted, lector contribuyente... muchas gracias, caballero; la Asociación Nacional de Señoras Putas le expresa su consideración más distinguida.

Algunas veces vá más allá la cosa, a Florida, a Croacia, a Nueva York (las golfas lejanas, las más discretas). Este es el caso que trajo marejada al PP de Asturias tras aparecer en el ordenador del que fue su secretario de comunicación en 2009 una relación de gastos en los que figuran como cargos «putas y varios» y «putiferios»... fíu, ¿pa qué ocultalo y andar con gaites, ho?

Pagó una empresa muy arrimada a presupuestos públicos, Aquagest , y en estas excursiones iba además el entonces alcalde de Oviedo y otro concejal que, lógicamente, niegan la mayor (las pilinguis) y dicen que la menor (los viajes) los pagaron de su bolsillo (lo dice uno de ellos, imputado además en la operación Pokemon que tanta mierda destapa en Galicia y Asturias implicando a más de cien políticos).

Sólo hay algo más insufrible que el corrupto endémico: el corrupto estúpido... pues hay que serlo, y mucho, para dejar por escrito lo que con la boca callaba... ¿se veía tan impune, que hasta su desfachatez le pareció graciosa?...

Pero hay una duda intrigante en ese «putas y varios». Si no tienen reparo en decir putas, ¿por qué no desglosan ese «varios»?, ¿qué cabe ahí?... dispare la imaginación el lector con extravagancias caras y no atinará si no se pone en la piel del político provinciano que anda peor del gusto que de la ética.