La opinión del lector
Apoyemos a la Fundación
Baloncesto León
N o soy nacida en León, pero vivo aquí desde hace 16 años. He traído a este mundo a dos leoneses que jamás habrían querido nacer en otro lugar. Por eso me atrevo a escribir estas líneas.
El primer partido que vi de baloncesto en León, fue un Elosua-Cai Zaragoza.Espero que me perdonéis si os digo que no fui para ver ganar al Elosua. No recuerdo quien ganó pero, sin embargo, tengo grabada en mí retina una imagen de un pabellón lleno hasta arriba y una afición que vitoreaba a su equipo y que continuó haciéndolo cuando cambio su nombre a Baloncesto León.
Y yo me pregunto: ¿Dónde estáis ahora? Ahora que quizás el equipo sea más leonés que nunca, con muchos de sus jugadores nacidos en León, con jugadores que se enfrentan con garra en cada partido para llevar al equipo de nuestra ciudad a los más alto, al lugar que nunca debieron dejar...
Ahora, leoneses ¿dónde estáis? Volver por favor, volver. Volver a dar vida en las gradas, porque no es el frío del invierno el que se siente en cada partido sino el frío vacío de la afición.
La Fundación Baloncesto León nos espera. Ellos lucharán en la cancha y nosotros desde la grada. Por que el baloncesto está vivo en León. Haceos socios de la Fundación Baloncesto León.
Cuando el low cost acaba siendo high cost
E n septiembre la familia realizó un viaje de ocio Barcelona-Londres (Stansted) con la compañía aérea de bajo coste Ryanair.
El vuelo debía salir a las 6:20 horas de la madrugada y acabó haciéndolo con nueve horas de demora.
El trato de la compañía hacia el cliente fue totalmente tercermundista durante esas largas nueve horas.
En ningún momento hubo ningún responsable de la empresa que diera la cara para explicarnos con claridad cuáles eran las causas de este grave retraso.
El personal de tierra inicialmente dijo que habían decidido que primero saldría el vuelo de Londres a Barcelona y que una vez llegaran embarcarían para dirigirse a Gran Bretaña.
Después de unas horas, la versión cambió su versión de lo ocurrido y resultó que en ese momento lo que estaba pasando era que el avión estaba averiado.
Fue toda una jornada llena de una serie de excusas baratas, que en ningún caso justifican las nueve horas de retraso.
Las compañías aéreas tienen total impunidad y tratan a los clientes como perfectos borregos. Mientras la legislación lo permita seguirán jugando con eso, con la indefensión de personas que no pueden hacer nada.
El retraso injustificado a partir de un número de horas debería suponer una compensación automática para todos los viajeros que lo padecen.
Yo lo tengo claro, no vuelvo a sacar un billete con Ryanair ¡en la vida!