EDITORIAL: Europa reclama un plan para que se ponga en valor el carbón

La minería del carbón está sumida en una constante ‘guerra’ de declaraciones sobre a quién corresponden las culpas de su crisis en la que se hace imprescindible arrojar luz. Las contradicciones son más que evidentes y lamentablemente todo apunta a que son intencionadas para confundir a la opinión pública. Pero lo cierto es que el sector vive la peor etapa de su historia, con una paralización para la que no existen precedentes. Y en ese contexto es donde surgen elementos que hacen evidente que alguien no está diciendo toda la verdad. La Unión Europea ha aprobado un documento sobre la contribución de la minería del carbón a la seguridad energética del continente que cuestiona directamente las permanentes acusaciones vertidas desde el Gobierno central sobre las presuntas responsabilidades de Bruselas en la actual paralización de las minas. Si tan relevante es el carbón —desde Europa dicen que «puede formar parte de la transición energética y de la futura combinación energética europea ya que es cada vez más limpio y desempeña en algunos países un papel estabilizador en el sistema energético»— entonces no se entienden las acciones o más omisiones en marcha para acabar con él.

Bruselas reconoce en este nuevo informe que las reestructuraciones se han realizado mediatizadas por las crisis coyunturales sin tener en cuenta «las consecuencias dramáticas para la calidad de vida de los habitantes de las comunidades mineras». Una realidad que se conoce bien en las cuencas leonesas y en el resto de la comarcas productoras de carbón de España que, de manera paralela, han tenido que presenciar unas estériles guerras partidistas para repartir culpabilidades sin que en realidad nadie hiciese nada real y eficaz para salvar la minería. Si Europa reclama un Plan de Acción parece que no está tan dispuesta a acabar ya con el carbón como nos dicen.