FRANCAMENTE
Muertos no, sólo de parranda
Un cementerio, no sé si de elefantes, casi seguro de ideas. Fuera, la niebla vuelve a su cita matutina de estas fechas, invitando a los paseantes a buscar el resguardo del calor financiado por las arcas municipales. No hay colas para las palomitas, por lo que por mucho que se empeñen en lo contrario, anunciando reposiciones con Bruce Willis como protagonista, no parece que vayamos al cine. Si eso, algo de teatro. De subir al escenario y recitar papeles aprendidos.
Hay cadáveres —políticos—, aunque ellos no lo saben y se empeñen en no romper vínculos con el terreno que antes pisaron, como si de Los otros personajes de Amenábar se tratase. Entonces alguien dice ver muertos. Muertos vivientes, pero también vivos que bien podrían pasar por fiambres o estatuas de sal que ni sienten ni parecen. Aparecen fantasmas. —¡Esto ye la ostia!, si hasta la secuela de La Sombra Blanca de Fidalgo podría encontrar desarrollo en estas trincheras—.
Fuera, el sol ya está alto y los rayos se cuelan entre la niebla. En el metraje que no se barruntaba largo todavía se encuentran pasando los títulos de crédito iniciales, lo que provoca las primeras bajas entre los asistentes. Continúan anunciando la salida de muertos en los armarios —la próxima vez que esto lo venga a cubrir Íker Jiménez o Federico Jiménez del Oso—. Ahora nos conformaríamos con los de Estopa invocando ‘al del medio de los Chichos’ o, en su defecto, al bueno de Peret, que, ya puestos, por lo menos contribuirían a animar el cotarro—.
Uno lamenta no haber sido un poco más previsor: lástima de bocata o, en su defecto, de esas palomitas que no nos ofrecieron a la entrada. En esta ocasión, a diferencia de otros pases, no se prevé parada a mitad de sesión para ‘acudir al servicio de cafetería a reponer fuerzas’. La tripas rugen. Los whatsapp comienzan a sonar como cuando las campañas tocaban a arrebato anunciando que han quitado tu plato de la mesa —aquí seguimos con los créditos iniciales—. Yo vuelvo a pensar en Peret: «... como no volvía a casa, todos le daban por muerto. Y no estaba muerto, no, no. Estaba de parranda... y el lío que se montó, eso sí que fue puro cuento». Vuelta a la realidad. Fundido en negro. ‘The End’. La próxima vez cogeré butaca en la fila de los mancos para ver si así se hace más llevadero.