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Publicado por
Javier Fernández Arribas
León

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L os políticos con responsabilidades de gobierno siempre se muestran sensibles a cierta demagogia de izquierdas sobre la seguridad y la defensa. No hace falta entrar en el falso debate sobre tanques o mantequilla que a finales del siglo pasado era esgrimido por los supuestos partidos progresistas para arañar un puñado de votos.

Es cierto que en España sufrimos una guerra civil, una dictadura militar del general Franco y otros antecedentes. Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos demasiado, que la gran mayoría de la sociedad española ha superado las antiguas divergencias provocadas por los bandos de la guerra, por pertenecer a la izquierda o a la derecha, y, sobre todo, por adjudicar a la Policía, Guardia Civil, Servicios de Inteligencia y a las Fuerzas Armadas unos intereses partidistas por encima de los verdaderos intereses generales del Estados, es decir el de la defensa de los derechos, la libertad y la democracia de todos los ciudadanos españoles.

El movimiento se demuestra andando y el presupuesto del Ministerio de Defensa fue el que más disminuyó durante los años más duros de la crisis económica. Es decir, todos han realizado esfuerzos y sacrificios y se han adaptado la situación reinante. En el caso de la Embajada de España en Kabul nos encontramos con dos policías españoles que cumplían con su deber en una zona complicada del mundo y que han perdido la vida por un ataque terrorista.

Y aquí es donde habría que reclamar más inversión en seguridad. Una campaña electoral para la Presidencia del Gobierno no es el mejor escenario posible y es de agradecer y de exigir que no se utilice la muerte de nuestros héroes («Je suis Policía España») por tácticas electoralistas.

En silencio y con mucho sacrificio, policías, guardias civiles, agentes de inteligencia, militares, diplomáticos y cooperantes realizan su trabajo de defender la libertad y los derechos humanos de todos, lejos de España. Necesitan las mejores condiciones posibles, como lo hacen otros países europeos, sin ir más lejos. No es un gasto, es una gran inversión para todos.

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