Diario de León
León

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Mi primo Jozé no ha ido a votar más que una vez. No es que mi primo acabe de alcanzar la mayoría de edad, que anda ya en el friso de los cuarenta, sino que no ha encontrado motivaciones para acudir a las urnas. Sólo la halló una vez. Una nada más. Hace ya tiempo. Cuando se presentó en las listas para las municipales uno muy elegante de su pueblo. Entonces, se levantó bien de mañana, espantó la resaca que le martilleaba la nuca, fue hasta el colegio y votó, no recuerda ni a quién, para que no saliera el otro. Más o menos como acudirán hoy a los colegios electorales miles de personas de esta provincia que no han encontrado en toda la campaña una referencia a la que agarrarse para decantar su papeleta. Ni una sola propuesta en la que ver identificadas las necesidades de una tierra que en el último año, según los datos del INE, abandonaron otros 5.299 habitantes; ni un proyecto en el que atisbar el abandono del mundo rural inducido por las políticas de las últimas décadas; ni una inversión en la que embarcar las esperanzas de construcción de un tejido empresarial e industrial ahora inexistente, más allá de generar un parque temático del turismo; ni una pizca de valentía para mirar a los mineros a los ojos y, en lugar de mentirles con las mismas promesas que en las últimas cuatro legislaturas, contarles de una vez la verdad.

Las verdades no abundan en política; menos aún en campaña. La verdad es que, pese a que esta noche se conozca el resultado, no podemos saber quién va a gobernar, ni qué políticas va a llevar adelante por mucho que nos hayamos leído los programas que no lee nadie. No podemos conocer si los bárbaros asaltarán el sistema o vivirán de él; si los regeneradores cumplirán con la encomienda o se abandonaran al dictado del Ibex 35; si los corruptos soterrarán sus negocios bajo modificaciones legislativas cosméticas u olvidarán la época caduca del trinque y las puertas giratorias para adaptarse a lo que la ciudadanía exige. Nadie nos garantiza nada porque ninguno está en disposición de hacerlo, al menos hasta mañana por la mañana, cuando ya será tarde para nosotros, cuando ya haya comenzado la segunda transición, cuando humeen los rescoldos del bipartidismo. Es un momento histórico, según anuncian los analistas. No es cuestión de perdérselo.

Jozé, levántate pronto, que sobra gente contra la que votar.

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