EDITORIAL: Sentido común por un cambio útil
Los españoles votaron ayer un cambio profundo en el reparto de escaños del Congreso de los Diputados. Fuerte pérdida del PP siguiendo lo previsto, retroceso notable pero menor de lo esperado del PSOE y entrada muy notable de Podemos —que confirmó que su campaña fue de menos a más— y de Ciudadanos —que siguió un camino inverso—.
Pero haciendo una suma rápida de escaños de todos los partidos se genera un cierto ‘bipartidismo’ ideológico con un Parlamento dividido al 50% entre las formaciones de derechas y las de izquierdas. Eso sí, con cuatro fuerzas con un notable peso —frente a las dos tradicionales— y con una de ellas —Podemos— con la complicación añadida de desconocer hasta qué punto será capaz de mantener durante mucho tiempo la unidad entre la amalgama de siglas con la que ha comparecido a estas elecciones generales.
Con este panorama la sociedad ha dejado claro que exige a los partidos que vayan más allá de la mera aritmética de los escaños. Con sus votos ha generado un mapa político en el que será imprescindible un ejercicio de sentido común por parte de todos para hacer política con mayúsculas, intentando confrontar ideas y buscar acuerdos evitando cerrarse en bloques que no lleven a ninguna parte.
La situación existente en España y en general en el conjunto mundial es complicada y no parece el mejor momento para gobiernos débiles o atados a la hora de tomar decisiones y ya no sólo en materia económica. Por ello será imprescindible que nadie busque los bloqueos y que todos los partidos escuchen el mandato en favor de ese sentido común que será más necesario que nunca.
El balance de la noche electoral a nivel autonómico cumplió las previsiones y mantuvo la tendencia nacional con el retroceso de PP y PSOE y la irrupción de Podemos y Ciudadanos, con tres diputados cada uno aprovechando el mayor número de escaños de las provincias más pobladas: Valladolid, León, Burgos y Salamanca.
Y en la provincia la caída de los populares se mantuvo en la misma tendencia. Fueron 16,4 puntos frente a los poco más de 16 a nivel autonómico y levemente inferior a esa misma cifra en el balance estatal. En el caso de las cuencas mineras el PP se dejó un 17,5%, en una sangría de votos que favoreció al PSOE, pero al que no le permitió salvar su segundo diputado.
El 2-1-1-1 que eligieron ayer los leoneses —el voto emigrante es complicado que lo altere— varía radicalmente el mapa político de la provincia. El tradicional bipartidismo se rompe al entregar un escaño populares y socialistas cada uno a las nuevas formaciones.
Es una muestra clara de ese cambio que han decidido los españoles y que en el fondo puede generar una etapa esperanzadora si se apuesta por el interés general sin empezar hoy mismo a hacer cábalas para intentar conducir el país hacia una nueva cita anticipada en las urnas.