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Los parches
C uando no se puede reemplazar algo se suele arreglar si es necesario, para seguir utilizándolo. Muchas veces esos parches, esos arreglos, no tienen tanta utilidad real, pero pueden servir para dar la sensación de que se tiene algo válido, aunque en realidad no valga para casi nada. Y en otras se ponen parches para que parezca que se hace algo, que se quiere que funcione, que se está pendiente de lo que se necesita. Pero lo que creo es que los parches no pueden servir indefinidamente. Son una solución momentánea, no la solución.
Y aquí siempre nos quieren hacer creer en el valor de los parches. Por citar tres ejemplos: la calle Ordoño II se pavimentó hace años, cuando se construyó el aparcamiento subterráneo. Desde entonces su suelo (no lo llamaré firme, porque se mueve más las olas) es inestable. Se ha reparado muchas veces y la próxima ya se anunció ¿Alguien cree que esos parches servirán para algo? Y no me vale que me digan que la causa es el aparcamiento, porque desde el principio a la mitad de la calle no hay aparcamiento y el suelo está también fatal. Gástense unos miles de euros en los parches, pero esa no es la solución.
Otro parche es la línea continua pintada en la calzada en Valverde y San Miguel del Camino que obligaba a los vecinos a alejarse para dar la vuelta y entrar a sus casas. Se gastó en pintar la N-120, se ha vuelto a gastar en tapar la mitad de las rayas para dejarlas a trazos y en pintar pasos de peatones; y ahora se anuncia un radar de tramo para intentar disuadir a los corretones y así hacer menos peligrosa una travesía, que tuvo 13 accidentes con víctimas en el último año.
Y no me atrevo a calificar de parche el pago a empresas mineras de parte de unas ayudas de 2012, que llegan cuando las empresas están arruinadas, los mineros sin trabajo y las cuencas desahuciadas, porque eso ya no es ni un parche. Es una cataplasma para un enfermo terminal. Cataplasma que se le negó año tras año, cuando sólo tenía un poco de catarro y que ahora, en los últimos momentos se esgrime como bálsamo de Fierabrás. Y en el último día de campaña se hablaba de la negociación de un Gobierno interino con Bruselas para dar una ayuda de 10 euros por tonelada al carbón nacional. Otro parche que llega tarde y además se negocia cuando no se sabe quién terminará la negociación. Puede ser un parche, pero también se podría llamar tomadura de pelo.