Diario de León
Publicado por
GONZALO UGIDOS
León

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L a sutileza de la milenaria cultura china acuñó una ambigua condenación. Sabedores de que el Tao es un camino sin sobresaltos, beatífico como la estampa de la rana que se posa sobre el nenúfar confitado de gotas de lluvia, cuando los chinos quieren maldecirte te desean «tiempos interesantes». Hay países, como Suiza, en los que nunca pasa nada y otros, como Italia, en los que nunca se aburre uno; al nuestro, que a veces sestea y a veces se atarea, no le han faltado los tiempos interesantes. En la misma generación hemos conocido el espejismo de la riqueza efímera, la ciénaga de la crisis y el vértigo del laberinto.

Nos espera el minotauro en el fondo de sus requiebros y no hay hilo de Ariadna que conduzca a un improbable Teseo al corazón del enredo. Pero no lo tuvo mejor   Alejandro Magno cuando se dirigía a conquistar el  imperio persa, porque cuando llegó a  la ciudad de Gordio se encontró con un nudo tan enmarañado que ni dios podía desatar sus cabos.   La leyenda decía que nadie que no lo soltara podría conquistar Asia, de manera que Alejandro lo cortó de un tajo con su espada.

Fue la aplicación avant la lettre de lo que Edward de Bono llama «pensamiento lateral», que es un método imaginativo de resolución de problemas con un enfoque creativo, con estrategias heterodoxas que son ignoradas por el  pensamiento lógico. Acostumbrados a la molicie de patrones de pensamiento en los que damos por supuesto que un vaso solo sirve para beber y una silla solo para sentarse, vivimos presos de una rigidez que solo nos permite ver caminos trillados. Cuando el horizonte es líquido no nos queda otra que pensar de otra manera. El sociólogo Zygmunt Bauman acuñó el concepto de «modernidad líquida» para definir el estado fluido y volátil de la actual sociedad, sin valores demasiado sólidos. Lo que antes eran nexos potentes ahora se han convertido en lazos efímeros y quebradizos. En este contexto de «tiempos interesantes», que han derogado la solidez de nuestros valores para instaurar la movilidad, la incertidumbre y la relatividad, hay que pensar de manera imaginativa y oponer al pesimismo de la razón el optimismo de la voluntad.

Es el momento de Alejandro, de cortar lo que somos incapaces de desatar. Rajoy y Pedro Sánchez no son líderes sólidos para tiempos líquidos, harían bien dejando sus sitios a Soraya Sáenz de Santamaría y Susana Díaz. La primera como candidata de consenso para romper el nudo y la segunda como líder de cinco de las seis provincias en las que el PSOE  quedó primero. No tenemos un Teseo que nos saque del laberinto, pero sí dos Ariadnas y un rey. En los momentos de perplejidad, la imaginación es más importante que la experiencia. Recuérdenlo y disfruten de la Nochebuena.

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