AL TRASLUZ
En el mundo real
E n un mundo de ficción es posible que alguien como Homer Simpson sea el responsable de la seguridad en una central nuclear. En el mundo real esperamos que en algún momento del proceso de selección de personal saltasen las alarmas. ¿Pero realmente saltarían? ¿Y saltarían a tiempo o ya cuando es demasiado tarde? En ficción y en política pueden darse situaciones muy extravagantes. Ahí tienen a Artur Mas, un tío Gilito con treinta años menos, haciéndole genuflexiones a los anticapitalistas. La única coincidencia ideológica de los nacionalistas de CiU con la extrema izquierda de CUP es que a ambos les gusta la butifarra. Hace unas semanas, un amigo madrileño afincado en Cataluña desde hace muchos años me preguntó aquí en León: «¿Tú crees que hay dos españas?». Y le contesté: «No sabemos si tenemos una...». Mi respuesta era pura retranca. Qué importante en estos momentos cruciales que las personas adecuadas estén en los lugares apropiados. En todos los partidos los hay, aunque en unos más que en otros. Lo que no podemos permitirnos los españoles es que, porque pasaba por allí y tocaba pactar, Homer Simpson sea nombrado ministro de Energía. Y, sin ánimo de hacer de menos, de casi nada.
Qué importante es la valía de las personas concretas. Lo que pueden aportar de sí para solucionar problemas. Decía Plutarco que a veces una anécdota refleja mejor la calidad de un dirigente que las grandes proezas o las batallas más sangrientas. Es cierto. Rajoy quedó muy bien reflejado psicológica y humanamente en su actitud ante el puñetazo recibido durante la campaña. Le quitó importancia por compasión hacia su agresor, me atrevo a intuir. Ninguna de sus declaraciones pudo ser interpretada como una utilización electoral de un suceso. Actuó con decoro. Otros hubiesen hecho de ello un Pearl Harbor. Las personas y sus cualidades, sí, lo son todo. Y en estos días, habrán de serlo aún más. Porque también será la hora de los cantamañas con suerte.
No, no creo que haya dos españas. Hay una y se compone de varias. Uno mismo es de distintas formas español. Y creo que a la gran mayoría nos preocupa que Homer Simpson puede estar al mando de algo, simplemente, porque un pacto circunstancial lo puso allí. ¡Uff!