Un año sin decreto carbonero

La llegada de 2016 mantiene todas las incertidumbres sobre el futuro del carbón. Este 1 de enero se ha cumplido un año desde que caducó el decreto que garantizaba el consumo de carbón autóctono a través de ayudas oficiales. Desde entonces se han sucedido los compromisos y los augurios de plazos pero lo cierto es que han transcurrido doce meses sin soluciones concretas. Y por medio dos periodos electorales, con unas campañas en las que sí se apuraron los augurios de novedades inminentes legislativas, que nunca llegaron, para cubrir el vacío generado el 31 de diciembre de 2014 cuando se extinguió la normativa sobre el carbón al entrar en virgor los acuerdos ratificados a nivel europeo allá por 2010 y que limitaron la posibilidad de que se prolongasen las subvenciones mineras.

Y lo cierto es que el paso del tiempo está dejando unas cicatrices muy notables en el mundo del carbón, con empresas sin apenas opciones de supervivencia y con cientos de personas condenadas a expedientes de regulación o directamente a engrosar las listas del desempleo. La incertidumbre sobre el futuro Ejecutivo tampoco parece el mejor escenario para que lleguen las soluciones.