Diario de León
Publicado por
leónSergio Tamparo.leónLuis Alberto Rodríguez.
León

Creado:

Actualizado:

Juicio a la infanta

H e leído un titular : «Juicio a la credibilidad de la Corona como pilar del Estado español», haciendo alusión al juicio por el caso Nóos. Desde el primer momento, cuando todo este asunto comenzó, me pareció que a la infanta ya se la había juzgado y condenado, y que además ya estaba cumpliendo esa condena desde el minuto uno (como se dice ahora), que consiste en una de las más atroces cadenas perpetuas que uno se pueda imaginar, ya que su cárcel será de dimensiones planetarias, es decir, que no habrá rincón en el mundo en el que se pueda esconder para hacer su propia vida sin que alguien le recuerde siempre, repito siempre, su gran metedura de pata que no ha sido otra que la de haberse casado con un impresentable cuyo único mérito conocido era el de jugar a la pelota.

Si todas las esposas de empresarios que han firmado, sin saber, ni querer saber lo que firmaban, los documentos de las empresas de sus maridos, de los cuales eran socias aunque sólo sea por gananciales, las cárceles de éste país serían también de dimensiones planetarias.

Pero el motivo de este artículo no es ese en realidad, sino el hecho de que en este país (perdón, en España) nos hemos acostumbrado con demasiada facilidad a tergiversar la realidad, sobre todo por parte de los medios de comunicación. Me explico. Para mí, lo sucedido con Urdangarín (y perdonen que no lo anteceda del término señor, puesto que no se lo merece) refuerza de una forma enorme la figura de la Casa Real y todos sus componentes, ya que mientras todos sus miembros procedían de la familia, nunca hubo ningún problema de ningún tipo, y la corona fue querida y respetada como la mejor institución del país por todos los españoles.

Fue cuando, en un alarde de «sencillez» las infantas se casaron con personajes «plebeyos» como Urdangarín y Marichalar cuando la Casa Real comenzó a tener problemas también «plebeyos» de corrupción y de actuaciones poco «elegantes» para una Casa Real. Por eso, quizás éste debería ser un juicio a la sociedad española en su conjunto, que solamente necesita una oportunidad para cometer todo tipo de tropelías, y después culpar a «las circunstancias». Por eso, me gustaría que la prensa de éste país (reitero el perdón por no llamarle España) debería recuperar la decencia y la objetividad y comenzar a llamar las cosas por su nombre y no tratar de ocultar la verdad detrás de un gran titular (grande sólo para ellos).

Como una verbena

L a política española —desgraciadamente— me recuerda a esas noches de verano en las que con nuestros pueblos en fiestas, se escucha gritar desde el escenario «cambio de pareja». Y de forma un tanto desordenada uno busca a quien unirse, con el único fin de no quedarse desparejado. La CUP y Junts pel Sí han permanecido tres largos meses de verbena. Cada uno de sus movimientos producía un contagio inmediato en el resto. Así si se distanciaban, daban un respiro a los demás. Podemos se frotaba las manos. Pedro Sánchez tomaba aire viendo inviable adelantar el congreso de su partido para la elección de secretario general. Y PP y Ciudadanos se mantenían como pareja estable. Por el contrario, si se acercaban —como ha sucedido finalmente— todos se echaban a temblar. El PSOE porque sufrirá mayor presión que nunca. Rajoy y Rivera porque poseen un escaso margen de maniobra para resolver el problema. E Iglesias porque puede que Colau se le escape de las manos. Y todo esto, con las fiestas nacionales aún por celebrar.

tracking