Santa María del Páramo, faro cultural

S anta María del Páramo, como municipio-comarca, está llamada a ser faro cultural para potenciar la conciencia histórica de un territorio leonés que se ha transformado en una vega floreciente. Así se ha puesto de relieve en la denominada Tertulia de los primeros martes de cada mes ; un encuentro en que tuve la suerte de participar recientemente.

Este páramo, que comprende más de treinta poblaciones, ya no es tal, pero jamás renunciará a su denominación, que es el de su abolengo, camina hoy hacia un mejor porvenir en multitud de aspectos. Aquel mito de Celama , creación literaria del académico Luis Mateo, recrea en el interior de la memoria una geografía imaginaria que, en alguna medida, reflejaba las tierras sufridas del Páramo.

Frente a aquella situación de «pobreza celeste», ha surgido en los tiempos actuales otro mito que conlleva el nombre de Vegaluna, dónde el hombre aparece como un héroe; como emblema de la tierra, y, asimismo, la mujer como una heroína: ambos con sus virtudes de abnegación y sacrificio.

En este nuevo contexto, he observado en las gentes del Páramo un nuevo impulso en su quehacer cultural, unido a los centros educativos, formativos y sociales, bajo el patrocinio del Ayuntamiento con su concejalía de Cultura. Precisamente, en este sentido, hace algunos años, en la época del Iryda, (Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario), ya se hizo hincapié en la promoción de la cultura con la creación del Instituto Técnico de Enseñanza Media, entidad que se transformó en Instituto Nacional de Bachillerato Superior. Era el año 1972, cuando ahora se cumplen 44 años de aquella meta. Pues bien, han transcurrido dos generaciones para resaltar que dicho centro educativo ha pasado a denominarse Instituto de Enseñanza Secundaria Valles del Luna.

Con estos antecedentes, la trayectoria cultural ha tomado nuevos bríos, como fenómeno social y comunitario. Y curiosamente, el concepto de cultura extrajo del cultivo de la tierra de labradores la voz y grafía, pasando de la «maternidad telúrica» para enlazar con la voluntad y la inteligencia de los pueblos.

En este aspecto, la Tertulia de los martes tiene como finalidad, además de fomentar la lectura, estimular el cultivo de la inteligencia con palabras, imágenes, valores, y, sobre todo, con la participación a través del diálogo y la creación literaria. Porque la auténtica comunicación humana exige conocimiento, amor y servicio a los demás.

El resultado es evidente: un renacimiento del patrimonio espiritual de un pueblo. Un participante habitual de la Tertulia de los martes, el profesor Antonio Palacios Alonso, ha manifestado que el número de libros leídos y comentados, hasta el presente, se cifra en 72 obras. Y entre ellas figuran títulos de autores próximos y contemporáneos: Josefina Aldecoa, Ramón Carnicer, Luis Mateo Díez, Antonio Pereira, Eduardo Mendoza, así como, Franz Kafka, y otros escritores de viajes y cuentos...

Con este método de lectura, las nuevas generaciones desempeñan, sin duda, una función de transmisión de conocimientos de toda índole. No hay que olvidar que toda vida humana, por su esencia misma, está inmersa en otras vidas anteriores y posteriores, porque caminamos con la historia de la que formamos parte. De este modo la sociedad se ennoblece en la medida y grado que participa en los distintos valores de la cultura.

En resumen, a una comunidad se la conoce por la labor desarrollada por los centros educativos y formativos. Si observamos la capitalidad comarcal de Santa María, con más de tres mil habitantes, con tendencia a su crecimiento, figuran entre otras instituciones: Centro Público de Educación de Adultos, Instituto de Enseñanza Secundaria, Centro Educativo Benito León, Centro Cívico Magdalena Segurado, Comunidad de Regantes, Cooperativa Agrícola, Escuela Deportiva Municipal, Balneario Urbano, Reposo Familiar para enfermos de Alzheimer, Hogar del Pensionista, Poeda (Páramo, Orbigo y Esla, desarrollo asociado); un conjunto de entidades culturales y agrarias como base fundamental para la pujanza y el progreso.

He ahí tres comarcas aradas con la energía de generaciones anteriores, capaces de comunicarse culturalmente unas con otras, el secreto de la tenacidad y el esfuerzo, cuya meta es conseguir una mejor calidad de vida en su proyección personal y comunitaria.

En concreto, Santa María del Páramo es una villa adelantada, y constituye una nueva forma de entender la promoción de la cultura a escala comarcal.