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Publicado por
ALFONSO GARCÍA
León

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E s preciso canonizar el Botillo. Y solo el verso es capaz de semejante excelsitud…». Cuentan que fueron palabras de José Zorrilla al relojero José Rodríguez Losada después de la primera y gran botillada londinense que el leonés organizó en la trastienda de su próspero negocio de Regent Street 105, lugar de la celebrada ‘Tertulia de habla española’, a la que asistían no pocos exiliados liberales españoles. Camino de México, Zorrilla pasó unos días en Londres, en casa de su buen amigo, que volvió a ser muy generoso económicamente con el poeta. Cuando llegó al país americano, le envió estos versos (Una repetición de Losada): «Losada es un gran mecánico/ que alcanzó inmenso renombre,/ mas con todo vale el hombre/ más que su reputación./ Aunque seco y cejijunto/ y algo brusco en sus modales,/ leal entre los leales,/ tiene de oro el corazón./ Mi padre, Ministro un día,/ puso precio a su cabeza;/ él con hidalga nobleza/ salvó más tarde mi honor./ Hoy yo con verdad le digo:/ él es mi mejor amigo/y no lo tengo mejor». Y era verdad lo de su padre, José Zorrilla Caballero, que había encargado la captura del relojero por profesar ideas liberales, razón que, al margen de las leyendas que corren sobre el asunto, le llevó a Londres.

Daría mucho de sí el asunto. Volvemos a la gastronomía. Lady Hamilton Ana Sinclair, escocesa que llevaba toda la vida en Londres, fue patrona y ama de llaves —dicen que de todas— de Losada desde que llegó a la ciudad y empezó a trabajar como mozo de limpieza en el negocio que ahora regentaba. Ana, como cariñosamente la llamaba el leonés —también perdía el culo por una cantante, Luz— preparó en cierta ocasión a los tertulianos un Sunday roast que cargó más en carnes y patatas que en verduras y levantó entre los asistentes un tumulto de admiraciones y parabienes. De ahí nació el deseo del relojero de celebrar la botillada. «Sabrán entonces —dijo— lo que es bueno. Llegarán pronto nuevos alumnos y tienen el encargo de venir bien provistos… Verán cuánta delicia encerrada en una tripa». Todo fueron asombros festivos, alabanzas, brindis, algarabías y augurios de felicidad, que se expandieron por la ciudad como la niebla, ya que Losada, según escribió Zorrilla, era «conocido en todas partes». La ironía la puso Ana: «A ustedes los liberales sí que se les gana más por el estómago que por las ideas».

Hoy se celebra en Bembibre el Festival Nacional de Exaltación del Botillo. Metidos ya en harinas místicas, recuerdo a Pereira, que tenía que haber sido consagrado Obispo del Noroeste, y su Sermoncillo … dedicado en 1986 al manjar berciano y leonés. Así acaba: «Yo levanto mi mano entre las mesas/ y las bendigo en son de paz y bien,/ con un verso abundante de promesas,/ que el botillo nos valga siempre, amén». Hoy en Bembibre sigue el proceso de beatificación de esta tripa milagrosa. Ojalá pronto se cumplan los deseos de Zorrilla. Que aproveche.