EDITORIAL: Universidad, un papel más allá de la enseñanza

Los trabajos de investigación y proyectos desarrollados por profesores de la Universidad de León, al amparo de la institución académica y como consecuencia del impulso por parte del personal docente, han dado como resultado la creación de cinco empresas de base tecnológica en las que la ULE es un accionista más. La primera spin off se creó en 2001, la segunda en 2002 y, tras unos años de severos ajustes presupuestarios y de crisis general, fue a partir de 2012 cuando se fundaron las tres que completan la implicación universitaria, la última en enero del año pasado y ya se analiza un nuevo proyecto para poner en marcha la sexta. Todas ellas están relacionadas con la veterinaria, la agroalimentación y la biomedicina, tres sectores que tradicionalmente tuvieron un gran peso en la economía leonesa y que deberán seguir siendo esenciales para su desarrollo.

Pese a que las empresas no reportan inicialmente ningún beneficio económico a la ULE —que debería recuperar la inversión en el futuro y en cualquier casi siempre tendrá el valor de su capital—, sí lo hacen en otros aspectos como la contratación de becarios, la participación en grupos de investigación e incluso la financiación científica. Se cumple así además el principio básico que inspira este tipo de proyectos, que es la transferencia al origen de la investigación o el conocimiento que generen, y sobre todo son elementos dinamizadores del empleo para una generación que es necesario proteger de la inactividad e incluso rescatar con urgencia de una situación de desempleo y precariedad insostenible para la sociedad.