cartas al director
Diputaciones
A provechando el dicho de que «el Pisuerga pasa por Valladolid» viene al caso para remover en los cajones para sacar a colación promesas incumplidas ante el revuelo de su posible desaparición. Nada nuevo se descubre recordando que existen pueblos vacíos de habitantes, pero sí es nuevo que, pueblos habitados, estén abandonados totalmente de la mínima actuación y seguimiento de los organismos oficiales, rasgándose ahora las vestiduras.
Un total de 148 años llevan los habitantes de Salientes esperando la mejora y el ensanche de ocho kilómetros del camino que les une con el municipio de Palacios del Sil. Puesto en circulación en 1868 a iniciativa del abogado don Claudio González, apoyado por su hermano don Baldomero (Salientes 1820) médico particular de su majestad Alfonso XII. El estrecho y peligroso camino sigue tal y como lo diseñaron los técnicos en aquel entonces.
Geográficamente está bien localizado el pueblo, pero ignorado políticamente. Actualmente sus habitantes no saben si pertenecen al Bierzo, a Laciana o Babia, pues no está incluido en ningún tipo de actuación del Consejo Comarcal sobre turismo, naturaleza, senderismo, etc. En el último informe de la Diputación no aparece actuación alguna en su demarcación, ni en su peligroso y estrecho camino, en la captación de agua escasa en verano, en telefonía móvil, en mejorar carreteras. Sus escasos moradores en invierno, aumentan con la llegada de los veraneantes que se han tenido que marchar a buscar nueva vida a otros lares, algunos allende los mares.
Nada ha cambiado. Las mismas curvas peligrosas. Seguidores sus habitantes de todo tipo de información en los medios de comunicación, quedan asombrados al leer los innumerables escritos, reuniones, comités, solicitudes, representaciones a nivel nacional e internacional, que se prodigan por parte de políticos de todo signo de la Diputación, hasta se habla de una segmentación de Castilla y León, para que el medio rural no se abandone. Con ansiedad esperan que algo de lo que tanto se habla llegue a su pueblos.
Las promesas de los políticos cambian con los años, pero el asentamiento de los pueblos sigue por los siglos esperando que algún bienhechor se acuerde y realice tales promesas efectuadas en elecciones y olvidadas a continuación.
áNGEL mORALES. PONFERRADA